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Hace 32 años que unos niños pintaron un árbol en la pared de su clase y marcaron sus manos con pintura alrededor. Su aula era una parte de un claustro con 500 años de historia. Ahora sus dibujos desaparecerán para que vuelva a lucir el convento ... de San Agustín.
Han comenzado las obras de rehabilitación del convento de San Agustín, antigua sede del colegio San Pedro de Alcántara que se trasladó de este edificio hace 32 años. Ahora este edificio histórico volverá a tener uso educativo, allí se mudará la Escuela de Artes y Oficio Adelardo Covarsí. Pero antes pasarán 14 meses de obras a cargo de la UTE Díaz Cubero SA y Al-Senera.
La obra cuesta 2,2 millones de euros y cuenta con fondos europeos Edusi. Los primeros días han comenzado con trabajos previos, como desbroce de la vegetación que invadía los alrededores del edificio y el claustro. Este martes el estudio arqueológico recibió permiso de Patrimonio de la Junta, por lo que ya pueden entrar las máquinas.
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Tras desbrozar y destoconar, ya que hay raíces de numerosos árboles en el terreno, seguirán los trabajos de demolición que se alargarán bastante. Se van a levantar todos los suelos y se picarán las paredes de todas las estancias. El antiguo convento cuenta con dos plantas, cada una de ellas con más de 700 metros cuadrados.
Posteriormente deben reforzar la estructura, deteriorada tras 30 años vacía, incluidas las cubiertas del edificio. Finalmente las estancias se renovarán para volver a ser aulas, pero modernas.
La joya de la rehabilitación, además de las fachadas, es el claustro grande. El pequeño ya está recuperado, se accede a él por la iglesia de San Agustín y se puede visitar en ocasiones especiales, como la Noche en blanco.
Una de las particularidades de este inmueble es que cuenta con dos claustros distintos, algo inusual. En el siglo XVI el convento sufrió una ampliación financiada por una conocida familia de Badajoz, los Gómez de Solís, y se cree que optó por construir un segundo claustro más amplio.
El claustro grande, que lleva años abandonado, de hecho, estaba tapado por árboles y vegetación, está cerrado. Es decir, cuando se convirtió el colegio se clausuraron los arcos con paredes para aprovechar el paseo exterior como aulas. Ahora se reabrirá y recuperará su estructura original.
Los 16 arcos que hay en la plata baja, flanqueados por contrafuertes, y los 24 de la segunda planta, que van entre columnas, volverán a estar abiertos para tener soportales en ambas alturas.
Para recuperar el claustro, además de reabrir los arcos, se excavará un metro de profundidad en el patio. Es una de las partes más delicadas de la obra porque podrían aparecer restos. Era habitual enterrar a los monjes en estos espacios.
Hay otros elementos históricos de valor que se recuperarán como varias bóvedas e incluso murales que fueron tapados, Por ejemplo, hay medallones en las escaleras que se recuperarán como ya se hizo con las pinturas de la iglesia de Santa Catalina.
El concejal de Mantenimiento de Patrimonio Histórico del Ayuntamiento, Jaime Mejías, espera que la obra cumpla plazos y pueda estar terminada a finales de 2023. Debe terminar en esta fecha porque se trata de un proyecto Edusi y la norma es que estén ejecutados antes del 31 de diciembre de ese año. Eso sí, si hay imprevistos o hallazgos arqueológicos que compliquen la obra, se podría solicitar una prórroga.
Mejías cree que esta intervención es un gran logro que servirá para revitalizar una zona del Casco Antiguo «que está deprimida». «El traslado de la Escuela de Artes y Oficios a la calle Chapín junto con la obra del Palacio de Godoy y el intercambiador de comunicaciones que se hará en la zona mejorará este área que está deteriorada», asegura el edil de Patrimonio.
La historia del edificio que ahora volverá a recuperar su esplendor es muy curiosa. Ha sido convento, cuartel militar, juzgado y colegio. San Agustín fue primero un convento. Estaba ligado a la iglesia del mismo nombre que tiene su origen en el siglo XII. El convento es posterior, de principios del siglo XV, tras instalarse los agustinos en la iglesia de San Lorenzo.
La estructura que se aprecia en la actualidad, sin embargo, es más moderna. La familia Gómez de Solís, un referente en la ciudad, realizó una gran reforma en este convento en el siglo XVI.
El destino de este convento cambió radicalmente en 1820 cuando fue amortizado, es decir, expropiado a la iglesia y subastado. Fue a parar a manos de los militares que lo convirtieron en un cuartel de infantería.
Tras la marcha de los militares el Ayuntamiento se ocupó del inmueble. Había problemas de espacio en el Consistorio, que en esa época incluía las salas de justicia en sus dependencias, y los responsables locales decidieron llevar hasta la calle Chapín los juzgados. Allí se mantuvieron hasta que se creó la sede actual de la Audiencia Provincial en la avenida de Colón.
Finalmente este lugar encontró un nuevo destino, ser un centro educativo. Desde 1940 hasta 1990 fue el colegio San Pedro de Alcántara hasta que abrió una nueva sede más moderna en la calle José Lanot. Ahora el antiguo convento vive un nuevo capítulo de su historia.
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