El paseo de San Francisco de Badajoz ha amanecido esta mañana con toda la zona de setos acordonadas y dos enormes grúas. El motivo es ... que se ha iniciado la tala de las 25 palmeras atacadas por el picudo rojo, que no han podido salvarse pese a los tratamientos a los que han sido sometidas.
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Los trabajos, de los que se está encargando la empresa extremeña Marle Forestal, consisten en la tala y la retirada de los troncos, ya muertos, y se prolongarán durante toda la semana.
Está previsto que en octubre se sustituyan por palmeras de la especie washingtonia robusta que, a diferencia de las que se están talando que son ejemplares de foenix canariensis, resisten el ataque del insecto.
«Esperamos que con esa solución consigamos mantener el decoro de nuestro paseo emblema de la ciudad», decía esta mañana el concejal de Parques y Jardines, Jesús Coslado, que ha estado siguiendo los trabajos de cerca.
No obstante, no son las únicas palmeras del paseo de San Francisco que han sido atacadas por el picudo. Quedan, de momento, quince en pie a las que el Ayuntamiento de Badajoz le ha practicado una cirugía en la balona para intentar eliminar la parte enferma de la enferma. «Si no se hace nada desde la Junta de Extremadura y desde Sanidad Vegetal no les auguro mucho éxito», añade Coslado.
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El edil no es muy optimista porque considera que el Ayuntamiento de Badajoz no puede luchar solo contra la plaga el picudo rojo, que llegó a la ciudad en 2014. Desde Parques y Jardines se trata a las palmeras que hay en suelo municipal dos veces al año y se les practica una cirugía a las que están enfermas, para intentar salvarlas de la tala.
Sin embargo, esta actuación no es suficiente porque, explica Coslado, ni la Diputación de Badajoz ni la Junta de Extremadura trata sus palmeras. Se refiere a las que están en Badajoz pero plantadas en suelo que son de titularidad de estas administraciones.
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También critica el hecho de que Sanidad Vegetal de la Junta de Extremadura no fiscalice y sancione las palmeras que están en terrenos particulares, a cuyos propietarios debería obligar que las tratasen contra el insecto. «Si solo el Ayuntamiento trata sus palmeras es imposible controlar esta plaga», sentencia el concejal.
«No pueden decir que esto no tienen solución, porque se ha aplicado en otras comunidades autónomas como Canarias o como en el Palmeral de Elche y se ha contenido la enfermedad autorizando un tratamiento que la Junta de Extremadura no lo autoriza», amplía.
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En la ciudad de Badajoz calcula que hay más de un centenar de palmeras enfermas por el ataque del picudo rojo. La tala y sustitución de cada árbol le cuesta a las arcas municipales entre 1.600 y 1.800 euros.
Originario de Asia, el picudo rojo es un escarabajo muy voraz gracias a su trompa y mandíbulas. Son estas las que le permiten comerse el interior de las palmeras. El insecto entra en la única yema por la que crece la planta y desde ahí se mueve. Llega a una profundidad de un metro, la larva se desarrolla y se come la rama principal. Así destruye las palmeras.
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Los síntomas que advierten de la plaga son hojas externas caídas y un aspecto decaído de las hojas más tiernas del penacho central, con un color que puede ser amarillo o rojizo. El problema es que las señales llegan cuando el daño está hecho y, de ahí, que los expertos recomienden revisar cualquier herida que pueda tener el tronco.
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