El corredor verde de la calle Stadium ensanchará la oferta monumental de Badajoz con la incorporación de dos elementos nuevos de la muralla abaluartada, el revellín y dos plazas de armas. Estos son los principales hallazgos de los trabajos de excavación arqueológica de estas obras, ... junto con la recuperación de la altura original de la muralla y los fosos.
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La excavación ha consistido en el vaciado de toneladas de tierra que habían sepultado los elementos defensivos del sistema abaluartado moderno, ideados para proteger de la artillería enemiga los lienzos en este caso del baluarte de San Roque (el que tiene en su interior el palacio de congresos) y de Santa María (el que estaba parcialmente tapado por las antiguas instalaciones deportivas de la OJE), y la cortina de muralla que unía a ambos.
Tanto el revellín como las dos plazas de armas era lo que buscaba el arqueólogo Antonio Rodríguez, encargado de los trabajos, cuando empezaron las obras del corredor verde. Estas estructuras estaban documentadas en las imágenes del famoso 'vuelo americano', que se corresponden con las imágenes de satélite tomadas de toda la Península por los norteamericanos en los 50, justo antes del 'boom' urbanístico.
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Del revellín lo único que ha sobrevivido es su trazado. Al igual que el de San Roque, usado actualmente como albergue de refugiados, tiene forma de uve y, en este caso, estaba hecho de tierra. «Era una tierra decantada muy buena para construir y la reutilizaron. A cambio lo que hemos encontrado son vertidos de obras que rellenan hasta cinco metros», explica Rodríguez.
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El destino del revellín está pendiente de la decisión de la Comisión de Patrimonio, pero el arqueólogo avanza que «lo más seguro es que se reconstruya volumétricamente porque es una estructura bastante vistosa y grande y dentro se puede colocar alguna instalación, al igual que el palacio de congresos está dentro del baluarte», ilustra.
A ambos lados del revellín, han hallado las dos plazas de armas. Estas estructuras consisten en dos rampas que parten del foso de la muralla y daban acceso a una plataforma que servía para formar las tropas que estaban en la primera línea de defensa. Su misión, detalla Rodríguez, era amortiguar el despliegue de la artillería enemiga para evitar que impactase directamente en la muralla.
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Las dos plazas de armas estaban enterradas, una bajo el antiguo colegio Bótoa y la otra debajo del graderío de la vieja OJE, y ha sido ahora con el vaciado de tierra durante la excavación arqueológica cuando han salido a la luz. «Las plazas de armas está muy bien recuperarlas porque hay pocos ejemplos de ellas. Es una forma de recuperar ese sistema defensivo de la edad moderna e integrarlo en el urbanismo del Badajoz del siglo XXI», defiende Rodríguez.
Los trabajos de arqueología se han completado con el vaciado del foso del baluarte de San Roque hasta las 'uñas', es decir, la base de la muralla desenterrando unos tres metros de altura que, al igual que ocurrió con la cortina y el baluarte de Santa María, que se excavaron primero, han logrado recuperar la altura original de la muralla.
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Lo único que queda por levantar es la calle Hermanos Merino, donde no se esperan encontrar restos arqueológicos. La complejidad aquí reside en que por debajo pasan las tuberías de agua potable y residuales y las redes eléctricas y de telefonía y hasta que cada compañía no desvíe su trazado, no se puede excavar.
Durante las excavaciones del corredor verde solo se han recuperado tres balas de cañón, dos de 24 libras y una de 36. Llama la atención lo escaso del hallazgo, teniendo en cuenta que estas murallas fueron escenario de los tres asedios que sufrió la ciudad durante la Guerra de la Independencia. «Después de los asedios debieron de quedar decenas de miles de balas de cañón, porque su misión era romper las murallas y para eso tenían que usarse de forma masiva», explica Antonio Rodríguez, arqueólogo de la obra. ¿Dónde están el resto entonces? Una parte se guarda en el Museo Arqueológico, pero hay otra que fue expoliada por los chatarreros y por los propios vecinos, muchos de los cuales las conservan en sus casas.
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