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El proyecto de actuaciones de control de la especie invasora del nenúfar mexicano en la cuenca del Guadiana recoge cinco posibilidades.
Una de ellas es la seleccionada inicialmente por la CHG y que acaba de salir a exposición pública para quien quiera pueda presentar alegaciones. ... Una vez que la CHG las resuelva y envíe la información al Ministerio para la Transición Ecológica será este el que elabore la declaración de impacto ambiental. Y es también el Ministerio el que decide finalmente si se decanta por la opción que propone la CHG o prefiere realizar otra.
La seleccionada consiste en un vaciado parcial de los azudes para retirar los lodos en aquellas zonas donde esté la planta.
El documento da otras cuatro posibilidades. Una de ellas consiste en no hacer nada, una opción que se descarta por la expansión de la plaga. Entre 2009 y 2018 se ha pasado de tener una superficie invadida por nenúfar de 2,5 hectáreas a 44,16 en el tramo urbano. En 2023 contabilizaron 134,33 hectáreas. Por esto, no hacer nada agravará el problema y, además, se incide en que facilita que la otra plaga del Guadiana, el camalote y que se considera controlada en el tramo urbano, se puede desarrollar sobre sus hojas.
Otra es retirar los lodos de la planta, pero con un vaciado total del azud y con repercusión en todo el cauce. Esta, además de ser más cara con un presupuesto de 41,2 millones de euros (30 millones más que la seleccionada), es descartable porque hay que respetar los caudales ecológicos y mantener, como mínimo, la vida de los seres vivos que habitan de manera natural en el río.
Una cuarta opción consistiría en segar continuamente la planta en la superficie del río sin alterar el cauce. Esta posibilidad se ve como una herramienta de control, pero no como una solución porque no está confirmado que erradique la planta. Aunque sí se tiene comprobado que a partir del tercer corte empieza a bajar de vigor. Costaría 272.000 euros al año.
La quinta posibilidad tendría menos impacto social porque permitiría seguir usando el río mientras se desarrolla, dado que no vaciaría el azud. Pero se alargaría más en el tiempo, perturbaría el medio natural por más tiempo y costaría 14,5 millones de euros. Esta consistiría en retirar la planta y los lodos desde fuera del río y con los azudes llenos.
La CHG apuesta por la solución más económica y menos agresiva desde el punto de vista medioambiental. Consiste en un vaciado parcial de los azudes para retirar los sedimentos en las zonas del Guadiana donde esté presente la planta. El área de ejecución abarca del azud de la Pesquera al Puente Real. La actuación costaría 11,8 millones de euros.
La actuación se prolongará durante seis años, dado que dividen el río en cinco tramos. A partir del segundo año, está recogido que eliminen posibles rastros en el tramo anterior. Por lo que el sexto año solo realizarán estas tareas en el tramo número cinco.
Así, el primer año abarcarían el río Gévora, el arroyo Cabrera y el brazo del Jamaco, mientras que el segundo actuarían en el río Guadiana, en el tramo comprendido desde aguas arriba de la autovía de la A-5 hasta el puente de la Autonomía. En el tercero abarcarían desde el puente de la Autonomía hasta el Puente Real y el cuarto se centraría en eliminar la planta desde el Puente Real hasta el azud de la Granadilla. El quinto tramo se efectuaría el último año, que comprende desde el azud de la Granadilla hasta la frontera con Portugal en la confluencia con el río Caya. El sexto año, como se ha indicado antes, se centraría en eliminar los sedimentos en las zonas del tramo anterior por aparición de nenúfar mexicano de nuevo.
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