En el centro: Alejandro Ramírez del Molino, Cristina Herrera y Miguel Celdrán en la Plaza Alta. HOY

Dos décadas para transformar la ciudad

Celdrán dirigió la expansión de la capital pacense y desarrolló grandes proyectos, algunos de los cuales se desarrollan ahora

Rocío Romero

Badajoz

Viernes, 29 de enero 2021, 07:57

«Cuando llegó, Badajoz era un pueblo grande. Cuando se marchó, era una ciudad». Así definían ayer en el Ayuntamiento la transformación que sufrió Badajoz en los 18 años en que Miguel Celdrán fue alcalde.

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Llegó a un Consistorio arruinado, pero tuvo la suerte de que el PSOE había solicitado los fondos Urban y se los concedieron recién llegado. Así recibió 3.800 millones de euros con los que empezó a transformar el Casco Antiguo. La Plaza Alta actual, el Museo de la Ciudad o el aparcamiento de Santa María salieron de ese dinero. A lo largo de los años continuó empeñado en recuperar la zona histórica e impulsó la rehabilitación de la Alcazaba y otros enclaves como el fuerte de San Cristóbal.

ALGUNAS DE SUS FRASES MÁS RECORDADAS

  • «Si es que hacen hablar a las momias de Llerena» Celdrán recurría a esa frase cuando quería desbancar a la oposición. Era su manera de entonar el 'y tú más'.

  • «En Badajoz hay más armas que en Vietnam» Para criticar la gestión de la seguridad ciudadana por parte de la Delegación del Gobierno socialista y el incremento de violencia alertado por la Fiscalía.

  • «A los palomos cojos los apartamos en Extremadura» Sus palabras en un programa de la COPE le valieron críticas nacionales debido a la doble interpretación y su carga contra la homosexualidad. Tuvo la habilidad política de darle la vuelta y apoyó la fiesta de los Palomos.

  • «Portugal no tiene ni un duro» Dudaba sobre la aportación de los vecinos a la plataforma logística y al tren de alta velocidad. De momento, acertó

  • «El AVE no estará en 2016, ni tampoco en 2021» La predicción, repetida hasta la saciedad, va camino de cumplirse

  • «Los votantes de IU caben en autobús y dentro de poco en dos taxis» El concejal de IU, Manuel Sosa, lo irritaba. Tras las elecciones de 2007 repetía esta frase. «El que nace lechón, muere cochino», le dedicó alguna vez.

  • A final de año habrá que revisar el proyecto.

  • «¿Pero como no voy a pensar yo las cosas antes de decirlas? Lo que digo, lo digo de corazón» Lo dijo en una de sus últimas entrevistas en HOY. En referencia a las polémicas por sus palabras, repetía: «Ya no se puede hablar».

Pero no todo le vino de cara. Recién llegado a la Alcaldía tuvo que afrontar el desgaste emocional y económico de la riada de 1997.

En dos décadas, la ciudad experimentó un crecimiento donde Valdepasillas se asentó como una zona atractiva repleta de servicios. Creó parques por diferentes puntos de la ciudad y no disimuló su disgusto con el de la Viña en la margen derecha, arrasado por los vándalos unas semanas después de su inauguración.

Reclamó grandes inversiones para la ciudad ante otras administraciones que ahora están en marcha, como la Plataforma Logística del Suroeste Europeo o la Ronda Sur. Otras se ven menos. Por ejemplo, las millonarias inversiones en las redes de aguas. Desde la traída de agua desde Villar del Rey a la ciudad, hasta los anillos que rodean la ciudad de Badajoz, así como sus depuradoras.

Otras cosas han lucido más, como el traslado del recinto ferial a Caya, o las negociaciones con otras instituciones para recuperar las márgenes del río. Los parques, los paseos y senderos se diseñaron y financiaron entre varias instituciones, pero durante sus años.

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Una de las grandes polémicas de sus últimos años en el Ayuntamiento fue el convenio que firmó con Caja Badajoz para la construcción de su sede, del que la oposición desconfió. Él siguió adelante porque consideraba que la entidad debía tener una gran sede en la ciudad, moderna, y de ahí nació el Edificio Siglo XXI.

Nada más llegar se encontró de cara los millones del Plan Urban y en contra la riada de 1997

Ocurrió igual con Ifeba, que se empeñó en trasladar desde la urbanización Guadiana a la frontera a un edificio nuevo, más moderno y que se entiende como un símbolo del carácter transfronterizo de Badajoz. Con él se desarrolló también el centro comercial El Faro.

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Construyó el campo de fútbol del Vivero, que ahora se ha cedido al CD Badajoz. Y decidió convertir el viejo en una ciudad deportiva de la que se beneficia la margen derecha.

En 2010 se decidió a privatizar limpieza ante la falta de capacidad del Ayuntamiento para organizar la recogida de basuras con. Hace ya once años que FCC se encarga de ello y lo cierto es que las calles están ahora más limpias que entonces.

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