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«Una denuncia sexual no puede quedar en el anonimato porque genera sospecha entre quien no lo merece, y también entre compañeras causa inquietud con sus propios compañeros. Y ese es el malestar que tenemos». Lo dice Ricardo Cabezas, secretario general del PSOE local, candidato ... a alcalde en las tres últimas elecciones y diputado provincial de Cultura.
Un testimonio anónimo de una mujer que asegura haber sido violentada en una relación sexual por un cargo del PSOE y que ha sido publicado en Instagram por Cristina Fallarás (la periodista que destapó los abusos de Errejón que le han llevado a dimitir de sus cargos en Sumar y en el Congreso) ha causado una ola de inquietud en el partido en Badajoz.
Los mensajes revelados el domingo contienen el relato de una mujer que explica la relación sexual que mantuvo con el político en la capital pacense tras invitarla este a su vivienda. Según su testimonio una vez en el domicilio, él la habría penetrado sin usar protección, a pesar de que –según manifiesta– ella no había dado su consentimiento para mantener relaciones sin preservativo.
Al no dar nombres, la culpabilidad se extiende. El propio Cabezas dice sentirse señalado. El lunes por la noche entregó un galardón en un acto público y al ser objeto de miradas también se sentía incómodo, según reconoce. «Cuando estás en el escenario te entra el nerviosismo y la incertidumbre». También lamenta que tuviera que soportar comentarios supuestamente jocosos sobre el asunto en cuestión.
Cree que esta denuncia ha extendido una mancha de aceite sobre los socialistas por unos hechos que supuestamente ocurrieron hace cinco años. En esta agrupación hay casi 7.000 militantes, de los que 4.000 son hombres. En la agrupación local hay 700 personas.
De hecho, en redes sociales se pueden leer comentarios con iniciales que corresponden a cargos orgánicos e institucionales de la formación con los que se aventura que pueden ser, como si fuera un juego.
En cualquier caso, el secretario general del PSOE de Badajoz indica que no minimizan la denuncia, pese a que sea anónima, y señala que están decididos a depurar responsabilidades por los hechos denunciados. «Lo más importante: tolerancia cero ante este tipo de situaciones, apoyo a la supuesta víctima y asegurar que vamos a hacer todo lo posible».
Desde el PSOE local están intentando contactar con la mujer que tuvo la cita con ese socialista y que no se encontró respetada durante la relación. El mismo domingo, día de la publicación, la secretaria de Igualdad de la agrupación local, Silvia González, se puso en contacto con Cristina Fallarás. «Te escribo para tender nuestra mano sobre la publicación que has compartido en redes hoy mismo sobre un caso en nuestra localidad. Si pudieras enviar mi contacto a esa compañera y hacerle llegar el mensaje de que aquí me tiene, aquí nos tiene, para lo que pueda necesitar. Estamos con ella, compañera. Y queremos esclarecer los hechos y tomar las medidas oportunas con la contundencia que merece lo que se cuenta».
La respuesta fue: «Veré si puedo encontrar a la denunciante porque tengo miles de mensajes». Hasta anoche no habían vuelto a saber más.
Pero, aún así, fuentes del partido inciden en que «no están cruzados de brazos» y que quieren mostrar su apoyo a la mujer y tomar medidas si pudieran saber más. De momento, sin saber quién denuncia y a quién, poco pueden hacer.
En las filas socialistas hay disparidad de opiniones. Por un lado, hay quien cita el código ético del partido y asegura que si finalmente se comprueban los hechos se puede suspender de militancia al protagonista. Otras fuentes de la misma formación, en cambio, no lo ven tan claro. Apuntan a que es necesario que se abra una causa judicial y una imputación. Y que además una suspensión de militancia requiere también de una resolución del comité de garantías.
Así que, mientras aclaran lo sucedido, el PSOE local plantea presentar una propuesta al próximo congreso federal del partido en Sevilla a finales de este mes. En el caso de que la ponencia marco no recoja una iniciativa similar, plantearán impartir formación en feminismo a cargos orgánicos e institucionales.
Mujeres socialistas de la ciudad reconocen que no les gustaría compartir espacio con un hombre que no respeta el consentimiento de la pareja. De hecho, consideran lo recogido por Fallarás como una agresión sexual.
Estas militantes socialistas también reconocen que se ha extendido un sentimiento general de preocupación. Pero, en la línea de Cabezas, inciden en que no pueden sancionar de forma disciplinaria a alguien que no saben quién es.
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