«Estaba deseando que me vacunaran». Lo dice con satisfacción y después de haber recibido el primer pinchazo Francisco Cabanillas, conocido como don Paco por sus alumnos del colegio de Los Glacis de Badajoz donde impartió clases hasta que se jubiló.
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Se emociona al ... hablar de sus nietos, a quienes quiere ver en cuanto reciba la segunda dosis contra el coronavirus. «Quiero que nos juntemos todos. Con mis hijos y mis cinco nietos». Manejaba Whatsapp antes de la pandemia, pero aprendió a comunicarse a través de las videoconferencias durante el confinamiento y aún es hoy el método que usa para ver a su familia. Vive con su mujer, que espera la llamada del SES para su turno, y ha pasado un año entre paseos y lectura. Libros. «Y el periódico HOY, que lo leo todos los días», afirma con una sonrisa.
Como don Paco, hoy son mil pacenses los citados en horario de mañana y tarde en el Palacio de Congresos de Badajoz. Este ha abierto sus puertas como centro de vacunación masiva este lunes y seguirá con esta función hasta que toda la población esté inmunizada. En principio, hasta septiembre. La previsión es citar a 500 personas cada mañana y otras 500 cada tarde. Esta semana han comenzado con las personas de 79 años cumplidos e irán descendido hasta los 70.
El operativo está coordinado con el Ayuntamiento de Badajoz, por lo que hay personal de Protección Civil agilizando la cola que se forma a las puertas e indicando a los usuarios dónde deben dirigirse dentro de las instalaciones.
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En la ciudad están también pinchando en los centros de salud y el Hospital Universitario. Pero este es el único centro extrasanitario convertido en punto de vacunación y el Ayuntamiento ha vallado los aledaños para permitir el aparcamiento de los pacenses que se acerquen a esta la zona. «Esto está muy bien organizado, tienen en cuenta las horas en las que han citado para organizar la cola que se forma en la puerta», dice Valentín Cano.
A este jubilado de su puesto como ingeniero de minas y de 78 años le avisaron siete días antes de la cita. «No he tenido ningún problema y no he sentido la inyección», dice. «Gracias a Dios no he perdido a nadie cercano por la covid, pero me he cuidado mejor que otras veces» en este año. Por eso, cuando le pongan la segunda dosis viajará más. «Se me están acumulando los destinos», reflexiona con la vista puesta en Galicia. «Mejor dentro de España que no pasar a Francia, que tampoco sabemos cómo van a estar».
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Casado y con tres hijos, Valentín Cano esperan la llamada para que le llegue el turno a su mujer. «No clasifican por familia y ya la avisarán. Que sea cuanto antes y salgamos de esta». Él quiere que la vacunen pronto y se alegra de haber recibido el primer pinchazo. «Cuando se duda de laboratorios, médicos y de todos... Mejor esconderse detrás de una silla e irse de este mundo. Hay que confiar en los demás y he respetado a los médicos», dice.
El SES ha citado a entre seis y diez personas cada diez minutos. Todos reciben la primera dosis en cinco puestos y, posteriormente, pasan a una sala habilitada como punto de observación. Allí entran con una pegatina en la solapa donde se indica la hora en que ha recibido la inyección y toman asiento durante unos 20 minutos. Salen con el papel donde figura la cita para recibir la segunda dosis.
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Las vacunas llegan cada día en varios turnos porque su conservación exige mantenerlas a baja temperatura. El SES las tiene a todas centralizadas y las reparte. Entre otros puntos de la región está el Palacio de Congresos de Badajoz.
Juana Solís cumplirá 79 años en julio y esta mañana ha recibido la primera dosis de la vacuna. Su vida ha cambiado tanto que se le estropeó el coche de tenerlo en la puerta sin usarlo en estos meses. Lo cogía con frecuencia desde que se sacó el carné a los 45 años, tres años después de enviudar y quedarse con cuatro hijos. El mayor con quince años. «No voy a llorar», decía Juana justo después de recibir la vacuna. «Hoy estoy contenta» pronunciaba mientras contenía la emoción. Cuando tenga la segunda dosis espera celebrar una gran comida con sus hijos y sus ocho nietos. «Me puse triste cuando me llamaron para citarme porque nunca me han puesto vacunas, ni de la gripe y creo que de niña tampoco me pusieron ninguna. Pero a mis hijos se les puso una sonrisa...». Este lunes la esperaban los cuatro en la ronda del Pilar.
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A Álvaro Prado le llamaron hace ocho días para citarle y esta mañana recibió su primera dosis. «Que me vaya bien esta y la segunda que me pongan», deseaba esta mañana tras ver el final de la pandemia.
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