«No digo que un puente sea como un coche, pero casi. Te puedes quedar con acabado GTI o con otro más regular»

Jesús Torrecilla indica que no siempre se recurre a los más baratos por el impacto visual, sino también porque ese tipo de puentes obligan a más pilas y se tiende a reducirlas por su impacto dentro del agua. Habla de otras variantes a la hora de calcular el precio, como la cimentación, que el Guadiana obliga a que sea profunda.

«No digo que un puente sea como un coche, pero casi. Puedes quedarte con un acabado GTI o con otro más regular», ejemplifica.

Por todas estas variables, descarta proporcionar una cifra que pueda orientar sobre el importe final del puente. Sirva como ejemplo que el puente 25 de abril, estrenado hace dos años, costó 28 millones de euros y es de los menos costosos porque no es de diseño.

Pero, ¿existen fondos europeos para construir puentes? Como tal, explica Jesús Torrecilla, no existen.

Pero las administraciones sí pueden optar a subvenciones para construir vías de comunicación. Para ello hay que valorar el impacto que tendrá la infraestructura.

Explica la forma en que se puede calcular ese efecto a través del número de vehículos que pasan cada día por el Puente Real y que proceden de las zonas que conectará el futuro puente. Con ese parámetro se calcula la reducción del recorrido y se puede saber la cantidad de toneladas de Co2 que se dejarían de emitir a la atmósfera si se construyera el nuevo puente. «Si se puede justificar la accesibilidad y la reducción de Co2 se pueden concurrir a fondos. Pero hay que currárselo, eso sí».