Les informamos que lamentablemente Dosca II cierra sus puertas definitivamente. Agradecemos de todo corazón su fidelidad durante todos estos años.
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Con esta nota que cuelga desde hace varias semanas de una de las vitrinas que el Dosca II tiene en la avenida de Colón, en Badajoz, el emblemático restaurante, que tiene su casa madre en Olivenza, se despide de los clientes que han pasado por este local en los últimos 32 años.
Sus actuales dueños, con quien HOY ha intentado contactar no han querido hacer declaraciones sobre este asunto, por lo que se desconoce el motivo del cierre de uno de los restaurantes en los que se han cocinado durante más de tres décadas los platos más reconocidos de la gastronomía extremeña.
Dosca II toma su nombre del apellido de dos hermanos, Cayado. Ellos pusieron en marcha este restaurante, que abrió sus puertas en Olivenza, donde a día de hoy siguen atendiendo al público. Fue en 1993 cuando Dosca II abrió sus puertas en Badajoz, que han sacado adelante entre más miembros de esta familia. Hace unos años también abrió su tercera versión en Pozuelo de Alarcón, Madrid.
Aunque todos ellos pertenecen a una misma sociedad, cada uno de ellos tiene una gestión diferente.
En la web del Dosca II ya aparece que este se encuentra cerrado permanente. Una noticia que ha cogido por sopresa a muchos paceses que echarán de menos sus platos más famosos como el cochinillo frito, los corazones de alcachofa con retinto, las criadillas o la Técula Mécula de Casa Fuentes que no faltaba entre su carta de postres.
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Un restaurante muy frecuentado por los pacenses y del que HOY ha hablado en numerosas ocasiones como cuando en sus críticas de En Salsa se alabó el trabajo que se hacía en sus cocinas con las criadillas, un hongo llamado terfezia del que la variedad arenaria es la más frecuente, que el Dosca II ofrecía en caldereta, pero que resultaba primorosa en el revuelto que cocinaban en sus fogones.
Un plato al que el crítico gastronómico de HOY se refirió como manjar. Hasta hace bien poco, en este local también se podían disfrutar otros manjares como el jamón de la tierra o los quesos de la Serena y la Torta del Casar. Además, no faltaban anchoas del Cantábrico o el fiambre de presa con aceite de oliva y pimentón de la Vera siempre servido con una estupenda presentación.
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Destacaba en su carta una variada sección carnívora 100% extremeña, distintos cortes de retinto y de cerdo ibérico. Unos fogones en los que los pacenses han encontrado en los últimos 30 años a la cocina guardiana del producto y de las recetas tradicionales de cada uno.
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