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Talavera la Real será la base de referencia nacional para los MQ-9 Predator-B, o sea, los aviones pilotados remotamente que España prevé empezar a utilizar a inicios del año 2019. La elección de las instalaciones ubicadas en la localidad pacense fue anunciada ayer por el Ejército del Aire en su web, en la que especifica que estos aparatos utilizarán como punto de referencia principal la sede extremeña, «y como base de despliegue secundaria el aeródromo militar de Lanzarote».
La semana pasada, militares españoles viajaron a Estados Unidos para hacer un curso sobre manejo del sistema que permite controlar remotamente a estos aviones, también conocidos como Reaper (segador en su traducción al español). Según detalla el Ejército del Aire, entre los alumnos había dos ingenieros del Ala 23, el grupo especializado que tiene su sede en Talavera la Real, donde está la escuela de pilotos de los reactores F-5. También estuvieron formándose en la base de Hancock Field en Siracusa (en el estado de Nueva York) un oficial de la división de planes del Estado Mayor, tres del Claex (Centro Logístico de Armamento y Experimentación) y personal de asistencia técnica del Isdefe (Ingeniería de Sistemas para la Defensa de España). La formación que han recibido y seguirán haciéndolo antes de empezar a manejar los Reaper incluirá nuevas estancias en el mismo país, en concreto en los estados de Nuevo México y Nevada. Sus profesores están siendo expertos de la fuera aérea norteamericana.
Allí aprenderán las claves para sacar partido a unos aparatos que en principio, «estarán equipados –precisa el Ejército– con sensores radar e infrarrojos, y realizarán misiones de inteligencia y reconocimiento no armado». Aunque de inicio no incorporan ningún tipo de arma, estas aeronaves están diseñadas para que puedan portarlas tras realizarles algunos cambios.
Este tipo de drones los ha utilizado el ejército de Estados Unidos en países como Afganistán o Irak, y en los últimos años están siendo incorporados por varios ejércitos europeos, entre ellos los de Francia, Italia, Reino Unido u Holanda. En el caso de España, serán cuatro aeronaves, después de que el Ministerio de Defensa autorizara su compra en noviembre del año 2015, por 158 millones de euros.
Con ese dinero se paga no solo los aparatos, sino también los complejo sistemas tecnológicos necesarios para sacarles rendimiento. De hecho, el pedido del Ejército del Aire incluye dos estaciones de control, además de conjuntos electroópticos, radares, sistemas de identificación, estaciones de tierra, equipos de información y de comunicaciones satélites, sistemas de deshielo y de evitación de colisión en vuelo, entre otras dotaciones.
Los aviones que recalarán en Talavera la Real iban a repartirse entre la base extremeñas y las de Albacete y Morón de la Frontera (Sevilla), pero finalmente, la instalación pacense será la de referencia y habrá una secundaria en Lanzarote. Los Reaper del Ejército español los ha diseñado la compañía estadounidense General Atomics Aeronautical Systems, y están concebidos para la vigilancia de larga duración y a gran altitud. Pueden volar a una altura superior a los quince kilómetros y tienen 27 horas de autonomía. Pueden llegar a alcanzar una velocidad máxima superior a los 440 kilómetros por hora, y sus dimensiones son superiores a las de los reactores F-5 por los que es más conocida la base de Talavera la Real. En concreto, los Reaper miden veinte metros de ala a ala y once de largo, frente a los ocho por catorce de los famosos F-5.
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