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«Merece la pena, mira, si se te rompe, el año que viene vuelves y compras otra vajilla», justificaba ayer Antonia Pozo, una habitual en ... la feria de la loza que hacía cola con una enorme pila de cuencos en sus manos para pagarlos. Llevaba doce y le costaron 10 euros. Esta pacense esperaba en una enorme fila rodeada de otros extremeños que, un año más, desbordaron los puestos de la Feria de San Mateo de Elvas.
La programación de la feria portuguesa arrancó oficialmente ayer por la noche en Elvas, pero los puestos de venta de loza abrieron a primera hora y, un año más, la explanada del Parque de la Piedad se llenó de españoles con carritos de la compra para llenarlos de platos, bandejas, vasos, etc.
«La mayoría son españoles, hay muy pocos portugueses. Los españoles tienen más dinero y vienen más», explicaba ayer Elisabella 'Bella' Prudencio. Es el tercer año que esta comerciante vende en Elvas, y lo hace por la llegada de compradores del otro lado de la Raya. Explica que han intentado no subir los precios para «que nos clientes no nos riñan», aunque no es sencillo porque a ellos sí les han aumentado los gastos.
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Una diferencia notable este año es que ha disminuido el número de puestos. Solo hay cinco de loza y un sexto con muebles y algo de cerámica. Por lo tanto, la variedad es menor. Eso sí, cada año hay otros comercios que adelantan su apertura al viernes por la mañana para tratar de atraer a los españoles. Tradicionalmente solo abrían los de loza, pero ahora hay dulces, cestas, sábanas, zapatos...
Uno de los puestos que nunca falla es el de Manel Píriz, 'A loça de Manel', que saluda a muchos extremeños cuando llegan a su comercio como si fuesen familiares. Lleva 46 años vendiendo en Elvas y asegura que esta edición ha arrancado muy bien, con mucho movimiento en el Parque de la Piedad. Al igual que 'Bella', confirma que su principal clientela son los que cruzan la frontera. «De 100 clientes, 98 son españoles», concluye.
Una de ellas ayer era la emeritense Pilar Alonso, que repetía por segundo año en Elvas. «Me parece que está genial. Es bonito y tiene buenos precios», explicaba tras comprar una bandeja para el horno y admitir que iba a «picar» con algo más. «Y luego a comer a El Cristo, un buen plan».
Otros muchos asistentes llegaban de más lejos. Había clientes de Toledo, Sevilla o Madrid. Este último era el origen de Alejandra Loureiro y sus amigas, que ayer se estrenaron en la feria de la loza. Les hablaron de las vajillas de Elvas unos conocidos y decidieron organizar un viaje juntas para conocerlo.
«Nos encanta», decía Alejandra tras su primera vuelta por los puestos. Iban cargadas con bolsas y cajas llenas, «y las dejamos y volvemos, queremos mirar más». Su plan es pasar el resto del fin de semana en Badajoz para hacer turismo y volver a Madrid con nuevas vajillas y nuevos recuerdos de la Raya.
Las vajillas siguen siendo lo más buscado, especialmente las ofertas. Los precios, según los compradores, han subido los últimos años aunque sigue habiendo algunas gangas. Por ejemplo, hay vajillas a seis piezas por 7,5 euros. Eso si, hay que buscar y no existe mucha variedad.
La oferta más común son seis piezas por 10 euros. El precios suele subir a seis piezas a 15 euros cuando tienen más dibujos o detalles.
En cuanto a las fuentes para horno o las ensaladeras, hay ofertas de dos piezas de este tipo a 5 euros. También las hay una sola pieza a 5 euros cuando se trata de piezas más especiales.
Se pueden encontrar seis tazas o tazones a 5 euros en distintos modelos y colores y en muchos puestos. También hay algunas cajas con piezas sueltas a 1 euro como oportunidades.
También es característico en Elvas la loza con formas, como bandejas en forma de pez o de frutas. Estas piezas especiales son más caras. Por ejemplo, una ensaladera en forma de limón vale 10 euros, un platillo en forma de hoja 5 euros o una sopera que imita una calabaza se puede adquirir por 35 euros.
A pesar del aumento de precios, los puestos estaban llenos e incluso se formaron colas para entrar en algunos y grupos que esperaban pacientemente a que los comerciantes bajasen más género de los camiones.
«Merece la pena, mira, si se te rompe, el año que viene vuelves y compras otra vajilla», justificaba Antonia Pozo, una habitual de Badajoz que hacía cola con una enorme pila de cuencos en sus manos para pagarlos.
Ayer por la noche, además de los puestos de loza y otros productos, abrieron los chiringuitos de comida con bifanas, 'cachorros' (perritos calientes) y 'farturas' (churros). También los cacharritos de San Mateo, una feria que cumple 450 años. Para los niños hay pasaje pirata, coches de choque, cestas, colchonetas o saltamontes.
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