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Venegas en Angola visitando casas con sus compañeros para ayudar a los vecinos. HOY
Un farmacéutico pacense en Angola

Un farmacéutico pacense en Angola

Joaquín Venegas ha pasado un mes en un hospital de África para ayudar a los sanitarios de allí a organizar los medicamentos y aprovecharlos, ya que hay muchas carencias

Lunes, 12 de septiembre 2022, 07:24

En Angola hay un niño pequeño que se llama 'O bebe Joaquim'. Se lo puso su madre en agradecimiento a Joaquín Venegas Reyes. Este farmacéutico pacense de 31 años trabajaba de cooperante en este país de África en agosto cuando tuvo que asistir un parto en el hospital en el que colaboraba. La luz se fue, algo que ocurría constantemente y el pequeño nació iluminando por las linternas de los teléfonos móviles, pero en perfecto estado.

El viaje de este farmacéutico pacense a Angola comenzó en su farmacia de Sevilla, donde estudió la carrera y ahora trabaja. Cerca de su negocio hay una casa regentada por las Hermanas Teresianas de Pino Montano y tiene relación con ellas como clientes de la farmacia y también aportando ayuda cuando la necesitan. Fueron las propias monjas las que le propusieron ser cooperante. «Muchas de ellas han sido misioneras muchos años en Sudamérica y me decían: tú tienes buen perfil. Lo que pasa que yo no puedo dejar un año el trabajo, pero me pusieron en contacto con la Fundación Enrique de Ossó y perfilamos el proyecto de ir a Angola un mes».

Aunque habitualmente es más conocido el trabajo de los médicos que viajan a países en desarrollo, también es muy necesaria la colaboración de farmacéuticos porque la distribución y la organización de medicamentos es muy precaria y sus sistemas de trabajo y conocimientos sobre los tratamientos les pueden ayudar mucho.

Imagen principal - Un farmacéutico pacense en Angola
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Por esa razón una de las cosas que hizo Joaquín Venegas al iniciar su viaje fue llenar su maleta hasta arriba de medicamentos de primera necesidad. Eso le complicó el acceso al país porque le pararon en aduanas pensando que trataba de hacer contrabando. Sin embargo, no se arrepiente de su iniciativa y asegura que volvería a hacerlo.

Desabastecidos

Su labor se ha desarrollado en el Hospital Nossa Senhora da Paz, en Cubal, una zona rural del país africano. Venegas entró a colaborar en una farmacia que se define, según el mismo reconoce, por sus carencias. A diario, explica este pacense, se enfrentan al desabastecimiento de tratamientos que en España son muy comunes como el ibuprofeno, el metamizol, la azitromicina o productos como las sondas nasográstricas o urinarias «que no hay ni rastro de ellas en el país, así que el trabajo de los doctores se complica mucho».

Su objetivo fue ayudar a los responsables a organizar el stock para aprovechar las medicinas al máximo o también nociones básicas sobre posopología. Todo, en papel porque no está informatizado. «No hay ordenador, todo es a mano y la luz, por muchas horas, se va en el hospital, así que hay muchas veces que se trabaja a oscuras. Las carencias son enormes». Tampoco hay apenas farmacéuticos. La mayoría de los que atienden estos establecimientos son auxiliares de enfermería porque solo hay una facultad en todo el país que imparta Farmacia (33 millones de habitantes).

«Sufren desabastecimiento de productos muy comunes aquí como el ibuprofeno y no se encuentra en todo el país una sonda urinaria»

Otro problema es que los medicamentos circulan en Angola sin ningún tipo de normativa. «Vienen de laboratorios de la India que no cumplen los estándares de calidad de la Unión Europea. Esos son los que se distribuyen en África».

«Lo que hay allí son lo que llaman medicamentos 'com suspeita', sospecha en portugués. Son medicamentos que tienen libre circulación allí, pero puede ser que no tengan principio activo, o tengan menos. Con lo cual, la eficacia no se puede comprobar», explica Venegas. Este joven llegó a captar fotos de menores vendiendo medicamentos en los mercadillos metidos en una maleta. «Lo hacen para poder llevarse a la boca».

Una de las principales luchas en el país sigue siendo el VIH y la Tuberculosis, aunque en este sentido destaca que el hospital Nossa Senhora da paz era referente dentro de Angola en estos tratamientos. «Venían de la capital, a 1.000 kilómetros de distancia, para ser tratados allí. Son socios del Hospital Vall de Ebron de Barcelona y están financiados principalmente por las Hermanas Teresianas con un poco de ayuda del Gobierno».

Aún siendo referentes, explica Venegas, están desbordados para poder atender a todos los pacientes. «Faltan manos, faltan camas, hay hacinamiento en los pabellones. Son camas en el suelo...», se lamenta este sanitario. Cuando terminaba en la farmacia, Joaquín se ofrecía a ayudar dónde fuese. «Empezaba en la farmacia, pero podía acabar en cualquier lugar del hospital. Te sientes útil con llegar, traer, abrir vías o incluso asistir partos. Es la diferencia con un hospital aquí».

Un país 'rico'

En cuanto al país, a este pacense le han impactado que se trata de una nación rica en materias primas, ya que tiene mucho petróleo. «Lo venden como que será uno de los países más desarrollado de África en el futuro, pero nada más lejos de la realidad. Vende producto bruto, petróleo, pero no tiene agricultura o sanidad. Lleva gobernando el mismo partido 40 años, con guerras incluidas y no mejoran. El 80% de la población sobrevive con un dólar al día».

En cuanto a la parte humana, Venegas detalla que ha conectado muy bien con los angoleños por el vínculo que tienen con Portugal. «Son muy latinos». También recuerda mucho las palabras que le dijo su padre (Cecilio Venegas, presidente del Colegio de Farmacéuticos de Badajoz) antes de ir. «Me dijo: no es lo que tú les vas a enseñar, es lo que te van a enseñar ellos y es verdad».

A su vuelta reconoce que abrir un cajón de su farmacia y verlo lleno de medicamentos le ha impactado y asegura que le sirve para valorar más lo que tenemos.

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