

Secciones
Servicios
Destacamos
Varias cervezas ocupan la mesa en la que Álvaro García pasa el mediodía en la plaza de la Soledad junto a algunos amigos. Es martes ... de Feria y han aprovechado sus recién estrenadas vacaciones para tomar algo.
«No estamos aquí porque sea fiesta, venimos habitualmente a esta plaza. La Feria para nosotros está en el recinto, y allí iremos a la noche», contaba.
Ellos, al igual que el resto de los pacenses, viven estos días lejos del centro, algo que los hosteleros del Casco Antiguo luchan por evitar.
«No hay ni un farolillo en las calles, no tenemos ambiente, no hay decoración. Hoy aquí apenas se nota que sea feria de día», afirmó el gerente de la Casona Alta, Carlos Rodrigo.
Este hostelero echa de menos la música y las barras en las calles, algo que sí existía hace algunos años cuando, según ellos, el Ayuntamiento potenciaba la feria de día.
«El ambiente se ha dispersado, ya no existe, porque el propósito del Ayuntamiento es el de no poner un euro para que no funcione y ha surtido efecto», subraya Carlos Durán, propietario de la cervecería Pepe Jerez, que tiene sin embargo su local completo toda la semana.
Comidas de empresa, familiares o de fin de curso son lo más recurrente para celebrar estos días festivos por el centro de Badajoz, una apuesta de muchos pacenses para escapar de las aglomeraciones de Caya.
«Estamos llenos como podemos estarlo un fin de semana normal, en estos primeros días no hemos tenido un ambiente de copas posterior porque la gente come y se va», sentencia Durán.
Para atraer a más público o al menos animar al que opta por quedarse en el centro, el pasado día de San Juan los locales de la zona contrataron un grupo de flamenco. «La Asociación de Empresarios del Casco Antiguo hemos decorado la calle durante muchos años, pero es un desembolso económico importante y este año hemos decidido no hacerlo porque a quien le corresponde es al Ayuntamiento».
Para que se note la Feria en el centro locales como el de Carlos Durán han optado por subir la música y alargar las horas de las comidas. «Los clientes empiezan a llegar en torno a las 14,30 horas y la sobremesa se puede alargar hasta las 17,30», contaba.
Por ello, durante toda esta semana este local no abre sus puertas hasta las 12,30. Han decidido no dar desayunos y optar solo por las comidas y cenas, reservando así a toda su plantilla para estas horas del día.
En la calle Meléndez Valdés varios letreros anuncian platos de gambas y jarras de rebujito, algo poco común durante el resto del año, pero que Blas Monje Domínguez ofrece por San Juan.
«No he hecho un menú especial por la feria como en otros locales. Yo ofrezco toda mi carta pero lo que más piden los clientes es carne a la brasa», explica Monje.
A las puertas de 'No ni na', así se llama su negocio, una pizarra anuncia que una jarra de rebujito y un plato de jamón, lomo o chorizo cuesta trece euros.
También hay tapas de salmón, gambones o risotto. «No he hecho menú especial, hay mucha variedad de tapas y el bacalo dorado o el risotto también lo piden mucho», detalla.
Estos fueron algunos de los platos que encargaron ayer los 32 comensales que acudieron a su local. Una cifra que no alcanza el 50% de la capacidad de su negocio, que acaba de ampliar para poder dar cabida a 84 personas. «He contratado a más personal, pero no por estos días, sino porque el local es más grande y hay que atender a un mayor número de personas».
Pese a que la feria en el centro no termina de funcionar, Blas asegura que a él le va bien. «Yo estoy contento, mi clientela viene aquí estos días. Pero me preocupa el conjunto de los negocios que estamos aquí porque con la feria no funcionan», zanja.
Contra esta situación lo que hace falta es actitud, indica desde El Silencio Julián Monje, que tiene decorada con guirnaldas de colores la entrada de su negocio.
«Siempre engalano el bar. Mi concepto de negocio es que sea conocido por su decoración. En este sentido en el Casco Antiguo veo mucha pasividad por la parte del comercio y la hostelería», dijo.
En cuanto a escasez de adornos, ni siquiera las pocas guirnaldas que cuelgan de las fachadas de algunos locales hicieron sospechar a Nil Mackay, un francés que ha venido a pasar unos días a Badajoz, que hay fiesta en la cuidad. «He visto unos banderines y gente en las terrazas. Un amigo me ha contado que es la feria, así que iremos por la noche a ver qué tal».
Una feria que, según Monje cada año se vive más por la noche, pero que no es incompatible con la que se podría ofrecer en San Juan si el Consistorio apostara por ellos. «Somos nosotros los que podríamos ponernos de acuerdo y contratar actuaciones, decorar las calles para atraer a mayor número de personas, porque nosotros estamos dentro de la ciudad y la gente no puede ir al ferial todos los días», destaca.
Los precios desorbitados que este año hay en Caya son una esperanza más para estos restaurantes, que confían que sirva para competir con el ferial y atraer público.
«Yo no he subido los precios, tampoco ofrezco un menú cerrado, tenemos una carta de tapas y raciones con precios bastante asequibles», decía Monje, que pese a ser días de fiesta no abrió su local ni el lunes ni el martes. «He mantenido mi descanso, no tiene sentido abrir porque la gente que viene es la de cualquier semana normal, no tenemos pérdidas pero tampoco ganancias extra por ser feria».
Para animar a las ocho mesas que estaban ocupadas ayer en El Carmen, su gerente Laura García decidió poner sevillanas en su local. «Lo que no nos falta es ambiente y alegría, nosotros tenemos siempre el mejor ambiente y las mejores previsiones», decía aludiendo al fin de semana, que ha sido bastante positivo para ella, pues el inicio de la feria no le hizo perder clientela.
Entre las ocho reservas que tenía ayer, llegó empujada por el calor Estefanía Martos. «Hemos venido a tomar una cerveza, pero hemos visto algunas tapas pasar para otras mesas y aunque no vamos a comer hemos decidido pedir algo para picar», afirmó.
El motivo por el que pasaron por El Carmen no fue la feria, habían salido de trabajar y querían refrescarse antes de ir a casa.
«Somos calle San Juan y no hay nada que indique que aquí estamos de celebración», zanjó.
La decoración que ha elegido Laura para estos días no solo cambia en el exterior, los manteles, la música y la iluminación interior también son distintos. «Ya que las administraciones nos acompañan poco tenemos que hacer lo que esté en nuestra mano para ambientar nuestro centro, ya que la ciudad tiene público suficiente para la feria de día y para el recinto de Caya».
Ella ha sido otra de las hosteleras que ha cambiado su horario para prestar mejor servicio en feria, durante esta semana solo sirven desayunos a partir de las 10 de la mañana, y están abiertos hasta la madrugada. «Hay que darle más opciones a los pacenses, todos no pueden trasladarse al recinto ferial».
El precio es una de las herramientas que Laura utiliza para competir con los feriantes de Caya y en su local se puede comer por una media de 30 euros. «A nosotros nos ha subido todo pero mantenemos el precio de nuestra carta. Además, la calidad es la misma de siempre».
A quién preocupa más el precio que el ambiente es a Álvaro García, que a sus poco más de 20 años espera pasar la noche con 15 euros pese a que cuenta todo está muy caro. «Si en el centro hubiera más ambiente festivo no descarto tomar algo antes de ir al recinto, pero prefiero salir allí porque son días de eso».
Carlos Durán
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Recomendaciones de HOY
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.