El buzón de Francisco Santonja está lleno. Hay tantas cartas que presionan la puerta. El cierre se estropeó hace mucho y fue sustituido por un candado. Es el primer indicio de que este residente de San Fernando llevaba días sin pasar por el portal de su bloque de pisos, en la calle Argüello Carvajal de San Fernando, en Badajoz. Sin embargo fue la vecina de la puerta de al lado, en el cuarto piso, la que comprendió que pasaba algo malo tras una semana sin ver a Francisco. Este lunes avisó a la Policía Local y al entrar confirmaron sus temores, este octogenario había muerto solo.
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Callado, taciturno y reservado. Sus vecinos, el portero del bloque y los clientes de la tienda de enfrente apenas sabían cómo se llamaba el hombre cuyo cadáver se llevaron este lunes al Instituto de Medicina Legal. Allí se llevará a cabo la autopsia para determinar cómo murió. Por ahora se sabe que vivía solo y que sus vecinos desconocían si tenía familia o amigos porque nunca se le veía con nadie. «Le gustaba vivir a su aire», coinciden varias personas sobre el fallecido.
Francisco no estaba en buenas condiciones en el momento de su muerte, los vecinos lo vieron muy deteriorado y su casa también estaba mal cuidada. Su rutina era salir a comer fuera en ocasiones, a algún bar del barrio o a la estación de autobuses, hacer alguna compra en la tienda de su calle y estar en casa.
Aunque llevaba muchos años en San Fernando, apenas reveló unos pocos datos de su vida. «Una vez me dijo que era gallego, pero que llevaba mucho tiempo aquí y eso es lo único que le he escuchado», dice el portero de su bloque de pisos. «Una vez, que fue raro que hablara tanto, pero me dijo que había trabajado en los Altos Hornos de Vizcaya, pero que hubo una reestructuración y lo echaron. Eso sí, le quedó buena pensión y se vino a vivir aquí», añade la tendera.
El fallecido solía dejar la puerta de su piso entreabierta. Al no verla moverse durante días, su vecina se preocupó. También les extrañó que no se escuchase ningún ruido dentro de la vivienda y finalmente decidieron llamar a la policía.
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La intervención de los agentes de la Policía Nacional y Local alteró mucho a los residentes de San Fernando, Argüello Carvajal es una calle con mucha actividad porque cuentan con peluquerías, tiendas, bares y otros servicios. El tránsito habitual se vio interrumpido el lunes cuando apareció el furgón del Instituto de Medicina Legal para llevarse el cadáver. Cuando corrió el rumor de que era una vecino que vivía solo, muchos lo lamentaron y este martes seguía siendo el principal tema de conversación entre los pacenses que se cruzaban por la zona. «Es una pena morirte solo. Mi madre tiene 80 años y no quiere irse de su casa de ninguna manera, pero te pasa algo y estás completamente solo», se lamentaba Rosa, una residente de San Fernando.
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