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En diez años le gustaría tener un Casco Antiguo de Badajoz «que siga vivo, que no se haya convertido en un escenario para el turista. ... Que sea un lugar al que turista pueda venir y compartir con la sociedad que vive aquí. Que sea un sitio real que se pueda vivir y con una Alcazaba perfectamente habilitada». Este ambicioso y deseado objetivo es el de Francisco Tomás Cerezo, que tendrá mucho que ver en él si se cumple, porque es el gerente del Consorcio del Casco Antiguo. Ha comenzado esta semana y por el momento sus objetivos el primer año son tener la estructura completa de la entidad, lograr alianzas además de las tres administraciones que lo componen (Junta, Ayuntamiento y Diputación), y «empezar a actuar, a adquirir competencias. Sobre todo, intentar hacer cosas que mejoren la vida del residente del Casco Antiguo».
Francisco Tomás Cerezo Vacas nació en Almendralejo en 1977, pero se crió en Badajoz, la ciudad de su madre, cuya familia es de la calle Vasco Núñez. Vive cerca de Castelar y afirma que ser gerente «es un reto». «Fue una decisión complicada presentarme a una selección que nunca sabes si sale o no. Como sabéis he sido director del Museo de Cáceres. Un sitio del que guardo un recuerdo maravilloso. Han sido dos años de trabajo muy intensos, como un proyecto de rehabilitación integral que fue una locura auténtica. Me he venido muy satisfecho, pero no podía dejar pasar la oportunidad de trabajar por mi ciudad y creo ciegamente que hay una posibilidad maravillosa de empezar a tirar de la renovación de un entorno como es el Casco Antiguo, que todo pacense conoce de una forma u otra y que forma parte del imaginario emocional de esta ciudad».
Es licenciado en Historia del Arte por la Universidad de Sevilla y funcionario de la Junta, donde ha ejercido entre otros destinos en el Meiac y en la Oficina de Rehabilitación Integral de Olivenza. Además es miembro de la Hermandad y Cofradía del Descendimiento pacense desde niño y fue pregonero de la Semana Santa.
La prioridad del nuevo consorcio, según su gerente, es crear la estructura, es decir, contratar al personal. «Y de forma paralela realizar un trabajo de diagnóstico». Remarca que debe ser un análisis «real de todas las circunstancias que tiene el Casco Antiguo. Es una temeridad empezar a actuar sin tener los datos concretos, no solo a nivel inmobiliario, urbanístico o patrimonial, sino de las necesidades sociales, económicas y turísticas».
La necesidad de invertir tiempo en un nuevo estudio ha sido una de las quejas de los vecinos, que consideran que ya hay varios planes directores. A este respecto Cerezo insiste es que hay que volver a analizarlo. «El Casco Antiguo no es un decorado, es un entorno que está vivo. La población que ahora mismo lo ocupa no es la misma de hace quince años y de aquí a otros quince no será la misma. Tenemos que ir conociendo en cada momento cuál es la realidad».
El gerente ha comenzado a trabajar en la sede de las Casas Mudéjares hasta contar con un espacio propio para el Consorcio, que se espera que se instale en los edificios que está rehabilitando el Consistorio junto al arco del Peso. En sus primeros días trabaja «en la contratación del personal lo más rápido posible para empezar a trabajar».
Además añade que hará una ronda de contactos con las instituciones, las asociaciones y las entidades que están relacionadas con el barrio, para que «nos sentemos, nos escuchemos, veamos distintos puntos de vista y empezar a trabajar a partir de esa historia».
Otro objetivo a corto plazo es dar a conocer el llamado Consorcio Integral para la recuperación monumental, patrimonial, social y urbanística del Casco Antiguo de Badajoz. Para ello se creará una imagen corporativa.
En cuanto a una de las principales quejas, las casas en ruinas y la falta de una lista de propiedades en mal estado, Cerezo afirma que se hará la lista «porque es una demanda social». Sin embargo aclara que deben definir antes las responsabilidades que podrá asumir su entidad. «El Consorcio tiene un ámbito de actuación, pero aún no tiene competencias porque están divididas entre las tres administraciones. Ahora nuestro trabajo es conseguir que las diferentes administraciones nos vayan cediendo según qué tipo de competencias para que las podamos gestionar desde aquí y luego ir apoyando y ayudando otro tipo de competencias que tendrán esas administraciones. Entre ellas, el catálogo de las ruinas».
El nuevo cargo confirma que el trabajo no solo se centrará en los monumentos del Casco Antiguo, sino también en una de sus principales lacras, las casas abandonadas. «Ahí está la esencia de lo que tiene que ser el Consorcio».
Uno de sus retos es que nace con el presupuesto justo para gasto corriente y personal. Sin embargo su gerente está convencido de que logrará financiación. «Existe el compromiso a través de sus estatutos con la Junta y el Ayuntamiento para que haya otra inyección. Pero lo primero que tenemos que tener claro es qué catálogo de proyectos vamos a llevar a cabo. Por otra parte hay una previsión importante del proyecto de programas europeos de financiación, pero para eso también tenemos que tener claro cuál es el diagnóstico».
En cuanto al menudeo de drogas, que no es competencia de su entidad, reconoce que el Consorcio no es un remedio inmediato. «No es una sola solución, es un trabajo coral. Tenemos que intervenir todas las administraciones y las actividades que tienden a esa regeneración. Estamos hablando de formación, ámbito cultural, rehabilitación inmobiliaria y también el peso de los propios vecinos. La administración pública tiene que tomar la iniciativa porque además es su obligación, pero el peso es de todos».
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