La UNED podría continuar en el edificio de la Plaza Alta si compartiera espacio con la Universidad Popular. Esa es, al menos, la intención que ha desvelado el alcalde, Ignacio Gragera, este viernes.
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El alcalde no se había referido aún a la polémica suscitada ... por la carta que la concejala de Patrimonio, Ana Casañas, envió a la dirección de la UNED el 12 de junio. En ella informaba de que el convenio que une a las dos administraciones, firmado en 2007, no se puede prorrogar más. Por ese documento, el Ayuntamiento cede las instalaciones de forma gratuita y concede una subvención de 96.000 euros. La carta daba de plazo hasta el 31 de diciembre para abandonar las instalaciones. Esa decisión afecta a 650 estudiantes y 30 profesores.
Desde entonces, el Consistorio se ha enrocado en las explicaciones sobre la caducidad del convenio y la intención de dar otro uso al edificio, sin especificar cuáles podrían ser, ni qué otras ubicaciones ofrecían a la institución académica.
Hasta que este viernes el alcalde ha indicado que la intención es que comparta espacio con la Universidad Popular. Esta depende del Ayuntamiento e imparte talleres dispersos por la ciudad. En la oferta de este año aparecen como sedes el Círculo Pacense, la avenida de Santa Marina y la calle San Juan, entre otros.
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El alcalde ha dicho que es «público y notorio» que el edificio ubicado entre las Casas Consistoriales y las Casas Coloradas no se llena todas las tardes ni todos los días del año, por lo que apuesta por revisar si necesita el espacio completo o puede dejar sitio a los talleres de la Universidad Popular. «Queremos que sea un edificio vivo y se aproveche por parte de todos los ciudadanos», ha insistido.
El edificio dispone de tres plantas. La baja es la más amplia y se identifica con doce arcos hacia la Plaza Alta, mientras que las superiores disminuyen en retranqueo.
Desde la UNED no han querido realizar declaraciones estos días, pero han solicitado una reunión con el alcalde para aclarar el futuro de la institución en la ciudad. Esta tendrá lugar la próxima semana, según ha dicho Gragera este viernes, quien ha garantizado que el Ayuntamiento mantendrá el apoyo municipal a la Universidad a Distancia.
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Gragera ha indicado que ha intentado concertar un encuentro con la UNED desde diciembre, cuando comenzó a advertir de «la caducidad del convenio y el interés por suscribir uno nuevo» y así ponerse a su disposición para conocer las necesidades actuales.
En el Ayuntamiento creen que el espacio que se precisa ha podido cambiar en veinte años y por eso quiere revisarlas. También ha dicho que tuvieron una reunión el 12 de junio, día en que está fechada la carta de la concejala que desveló el PSOE y que fue el origen de la polémica. Gragera mantiene la idea de «firmar un nuevo convenio para ajustar a la realidad de 2024».
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Gragera ha mostrado sus dudas de que la institución académica utilice todo el inmueble. «Queremos dar un uso constante y recurrente al edificio, y si podemos compatibilizarlo con otros usos, como ponerlo a disposición de la UPB para que desarrolle muchos de sus cursos, y que no pueden crecer por la falta de espacio». El alcalde asistirá a la reunión «con la mayor de las voluntades y optimismo».
La ubicación de la UNED en la Plaza Alta fue una apuesta del alcalde Miguel Celdrán, que recogió el guante lanzado por el entonces concejal del PSOE Moisés Cayetano para que Badajoz contara con una extensión del centro asociado de Mérida.
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Desde que abrió sus puertas en la Plaza Alta en 2007, los estudiantes solo están obligados a acudir a la capital autonómica para realizar los exámenes, mientras que realizan las tutorías y gestiones administrativas en la ciudad.
El Ayuntamiento disponía entonces de este edificio de la Plaza Alta, que se adaptó a un proyecto de escuela de hostelería que no cuajó. Lo escogieron para dinamizar el Casco Antiguo.
El Ayuntamiento de Badajoz organizó este viernes un minuto de silencio a las puertas del palacio municipal para homenajear el vigesimoséptimo aniversario del asesinato de Miguel Ángel Blanco. El alcalde, Ignacio Gragera, dijo que se ha convertido en «un símbolo de resistencia cívica y pacífica» y supuso el inicio de la revuelta que terminó con ETA.
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