«En el Guadiana he podido fotografiar 180 especies de animales distintos»
Guadiana, el río que nos une ·
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Guadiana, el río que nos une ·
Joaquín Mazón trabaja en Cine Sur Conquistadores pero siempre que puede se echa la cámara al hombro para hacer fotografías de naturalezaJoaquín Mazón (Badajoz, 51 años) no es un personaje desconocido. Su trabajo de cara al público en Cine Sur Conquistadores lo convierten en una de esas personas con las que resulta difícil no cruzarse a poco que se viva en la ciudad. Pero este amante de la naturaleza que se define naturalista es también un rostro habitual en el tramo urbano del río Guadiana, un espacio vivo en el que ha conseguido fotografiar 180 especies distintas.
Su deseo sería que el río tuviese cuatro miradores elevados: en el azud, junto al Puente Real, en las proximidades del Puente de Palmas y el último, río arriba. Pero mientras ese sueño se cumple, Joaquín se aposta en los lugares que mayor tranquilidad le ofrecen para captar escenas que le permitan «llevarse a los animales a casa sin hacerles daño».
Siempre ha vivido en Pardaleras –son cinco hermanos– y cuando era niño sus padres acostumbraban a llevarlos al brazo de Jamaco. «Sobre todo me entretenía con los animales: las ranitas, los saltamontes, las lagartijas, las aves que pasaban...».
Entonces solo sabía ponerle nombre a unas cuantas especies de pájaros, pero ahora puede identificarlos al vuelo mientras cuenta lo que ha sido y lo que es.
Su primera cámara de carrete se ha transformado con el paso de los años en una potente Nikon 1700 a la que adosa un objetivo macro (150-600) que le permite mirar desde distancias enormes. «Para mí es fundamental saber que no les molestas».
De ese modo ha podido comprobar que los animales del Guadiana, también las aves, tienen sentimientos tan intensos como los humanos. «Te puedo decir más, cuando unos los observa puede apreciar hasta el sentimiento que tienen hacia otros seres vivos. Llega un momento en el que te integras tanto en la naturaleza que te metes dentro de ellos».
Algunas de sus mejores fotografías fueron expuestas años atrás en los Cines Conquistadores. Allí trabaja Joaquín, cortando entradas. Pero siempre que puede dedica unos minutos del día –a veces cinco horas– a retratar la vida en el río.
También viaja desde hace 24 años a Tarifa. En mayo estuvo con un grupo de voluntarios observando aves planeadoras en el Estrecho de Gibraltar. SEO/BirdLife lo contrata en ocasiones. En solo dos días hizo 25.000 fotografías que ahora está seleccionando.
Esas escapadas lo llenan de vida y le ofrecen posibilidades inalcanzables en otros lugares. Pero no lo alejan del Guadiana, un río en el que encuentran cobijo las aves invernantes y migratorias. «Quizás el ave más emblemática del Guadiana sea la garza real, es una especie de logotipo del río. Precisamente las garzas son las que han conseguido que este tramo sea una ZEPA de especial protección de aves».
Joaquín también habla maravillas del vencejo, el águila real o el halcón peregrino. «Los vencejos son muy rápidos, a lo largo del año están diez meses volando sin pararse ni una sola vez y los otros dos meses, criando».
Todo lo ha aprendido observando, leyendo y escuchando a quienes más saben. «Por el río pasa mucha gente, extranjeros que se quedan asombrados con lo que tenemos. Alemanes, ingleses, holandeses... El otro día me encontré con un americano que me pidió que le explicase un poquito lo que estábamos viendo: 25 buitres leonados y un buitre negro».
Pero en sus miles de horas de observación también ha vivido momentos complicados. «Hay escenas que te dan pena, pero tenemos que entender la selección natural. Hasta he llorado algunas veces. Recuerdo una pareja de águilas en la zona de Alburquerque que se lanzó en picado para cazar a una paloma que volaba hacia mí. Del macho logró escapar, pero la hembra la enganchó, escuché perfectamente el zumbido. Eso me sobrecogió, son momentos inesperados que ponen los pelos de punta».
Ahora que el calor aprieta, Joaquín Mazón ha cambiado sus horarios, pero no sus costumbres. «Para mí la fotografía es mucho más que una afición. Es algo que me ha ayudado siempre. Sin la naturaleza sería otra persona».
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Jon Garay y Gonzalo de las Heras
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