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Charla de Gerardo J. V. ARNELAS
Cómo hablar de drogas con tus hijos

Cómo hablar de drogas con tus hijos

El instituto San Roque organiza una escuela de padres para que las familias se apoyen entre ellas en la educación de los menores

Domingo, 30 de enero 2022, 08:01

Hablar de la experiencia propia, de los riesgos, de las consecuencias, pero hablar de alcohol y de drogas con los hijos, aunque cueste. Es la conclusión a la que llegaron un grupo de padres del instituto San Roque, de Badajoz, que se reunieron para intentar afrontar juntos cómo educar a sus hijos.

Cuando los menores comienzan a salir de casa solos, muchos padres temen que consuman alcohol y drogas: Su miedo es real porque el consumo entre los jóvenes es muy alto. Por esa razón la Escuela de Madres y Padres del IES San Roque decidió organizar una charla sobre este problema.

La escuela de padres, que cuenta con el lema 'Aprendiendo junto por lo que más queremos', ha surgido en este instituto como apoyo a las familias, pero también cuenta con el refrendo de los profesores. José Ángel Araujo, docente de este instituto, explicó a los padres que el mejor regalo que pueden dar a sus hijos es algo de tiempo, en este caso, una hora al mes para aprender temas que puedan ayudar a las familias. En lo que va de curso, además de las drogas, han charlado sobre hábitos de estudio o el uso de Internet y tienen pendientes otros temas como la delincuencia juvenil o la disciplina positiva.

El encargado de impartir la conferencia sobre drogas y alcohol esta semana fue Gerardo Blanco Fernández, jefe de la unidad de trasplantes de hígado del Hospital Universitario de Badajoz. Además de su experiencia médica, este profesional les explicó a los asistentes que ofrecía su experiencia como padre. «Yo soy un padre más. Tengo tres hijos y compartimos todos las mismas inquietudes», indicó.

Tras repasar las drogas más consumidas y los datos de uso entre los menores, Blanco Fernández concluyó que, su mejor consejo, era dialogar con los menores, aunque reconoció que no es sencillo. Mientras hablaba, muchas cabezas iban asintiendo. «Sí que es difícil sí, pero hay que hacerlo», reconoció una madre.

Una de las asistentes explicó que tiene miedo al consumo de grandes cantidades de alcohol, una práctica de moda llamada atracón, especialmente entre los que son muy jóvenes. El ponente le reconoció que los daños por consumo son más graves en personas más jóvenes, ya que se están desarrollando.

Los padres también se mostraron preocupados por el uso de las cachimbas o las bebidas energéticas. En cuanto a las primeras, que no llevan sustancias, solo sabores, Blanco les indicó que lo preocupante es que se acostumbren al hábito de fumar, por lo que no son recomendables. En cuanto a las bebidas, les advirtió que el problema es depender de algo y el abuso de azúcar. En este punto las familias asistentes propusieron que se organice otro taller sobre obesidad porque confesaron que es complicado educar a los menores en hábitos saludables.

Uno de los momentos más emotivos de la sesión fue cuando el ponente explicó que, si los niños finalmente «se emborrachan y están en la calle a las tres de la mañana, tienen que saber que pueden volver a casa». «Que sea un refugio», contestó una madre. «Que sepan que errores cometemos todos, pero que siempre pueden contar con los padres», concluyó el médico.

Blanco aconsejó a los padres hablar con sinceridad con los menores, por ejemplo, reconocer el consumo propio, pero explicar porqué ahora, de adultos, se entienden los riesgos o qué argumentos usaron para negarse a consumir. Entre los padres hay mucho miedo a que los menores se dejen llevar por el grupo. «Como hemos hecho todos», dijo una madre. «Sí, pero eso se lo podemos decir e intentar que lo entiendan», respondió el ponente.

El jefe de la unidad de trasplantes de hígado también repasó una serie de recomendaciones de la clínica Mayo. Por ejemplo, no amenazar a los menores, elegir un buen momento para hablar, pedirles su opinión sobre las drogas y el alcohol o dar ejemplo, es decir, no consumir tabaco o alcohol delante de ellos.

Porros con 11 años

En la charla del instituto también abordaron los datos de consumo en menores. Tres de cada diez adolescentes extremeños admiten que se han emborrachado en el último mes, según la encuesta Estudes. Este mismo estudio revela que, cuando más tarde lleguen a casa, más posibilidades de consumo y también aumentan las mismas si llevan más dinero. «La guerra de la media horita, de fulanito puede ir a casa más tarde», reconoció el ponente. «Pues antes en casa y con menos dinero funciona».

Las estadísticas provocaron, en un momento dado que los padres lanzasen un grito de asombro. Fue cuando el médico explicó que los casos más extremos, los de los más jóvenes, revelan que hay casos de consumo de cocaína con 14 años, porros con 11, tabaco con 9 y alcohol, incluso con solo 8 años.

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