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¿Qué ha pasado hoy, 11 de febrero, en Extremadura?

La humanidad

PLAZA ALTA ·

Viernes, 17 de julio 2020, 08:22

Como estoy un poco desbordado con la actualidad palpitante de nuestra ciudad, más que nada por los brotes, rebrotes y carambolas varias que se están sucediendo entre familiares y amigos que festejan bautizos, meriendas-cenas en el patio o el salón-refrigerador, reencuentros aplazados que a estas alturas y, pese a la que está cayendo, son inaplazables, y seres humanos asintomáticos, enmascarillados o no, con desigual perspicacia y sentido del deber, nada más levantarme de la cama le pregunto a mi padre, vía telepática, si cree que lo están haciendo bien los pacenses –aunque sean de adopción– desde que nos permiten pastar en otras regiones siempre que –añado– llevemos en el maletero una bolsa con mascarillas para toda la familia y, sobre todo, hagamos uso de las mismas, se entiende. Y mi padre, soltando los mandos de la Nintendo Switch que jamás tocará, me responde que no lo sabe, que no le importa y que le deje terminar la partida porque le faltan 12.006 puntos para batir el récord que ya pulverizó anteayer. Afortunadamente, por telepatía no hay collejas intergeneracionales que valgan. Recluido o no, mi padre suele optar por vivir en la inopia y al balcón –que considera parte de «la calle misma» porque le permite «asomarse al exterior» y comprobar por enésima vez que «las personas nacen, crecen, se reproducen y mueren»– solo sale para recoger el periódico que le lanza puntualmente cada mañana el repartidor motorizado y que lee religiosamente de cabo a rabo. Me dirán ustedes que es improbable que viva en la inopia si hace esto cada mañana, pues debería estar informado a poco que su comprensión lectora sea la justita. Y lo está, no me cabe duda. Sin embargo, su inopia particular consiste en absorber lo que lee como quien ingiere fibra extra con el fin de facilitar el tránsito, que en este caso es más bien de naturaleza intelectual y desechable –que no reciclable– cien por cien. A pesar de que puedo intuir lo que me dirá a continuación mi padre, no me lo imagino con una mascarilla cubriéndole esa bocaza que tiene. No le vendría mal. Ni a la humanidad tampoco, conste.

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