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Veintiséis años después, Badajoz vuelve a tener un alcalde que no es del PP. Pero Ignacio Gragera le debe a los nueve populares que ... se sientan en el salón de plenos haberse convertido en regidor. El 13% de los votos que cosechó en 2019 le proporcionaron solo cuatro de los 27 concejales. El apoyo de Gragera a Fragoso durante dos años le permitieron ayer coger el bastón de mando. El voto del ex de Vox, Alejandro Vélez, afianzó la jugada.
Así llega a la Alcaldía este pacense nacido el 6 de septiembre de 1982 en Badajoz, bautizado en San Andrés, formado en el colegio Arias Montano y licenciado en Derecho por la Universidad de Salamanca.
Su aterrizaje en Ciudadanos fue, también, algo similar. Fuentes del partido recuerdan el desastre que sumió a la formación el anterior candidato, Luis García Borruel. La agrupación municipal estaba perdida en guerras internas y desde Cáceres, que era donde Cs tenía entonces el núcleo regional, designaron a David Salazar como cargo de confianza y protector.
Esa contratación fue determinante para Gragera, que era amigo de Salazar. Este lo propuso dentro del partido cuando comenzaron a preguntarse quién podría ser el número uno en la lista de 2019. Celebraron una comida en un restaurante de la urbanización Guadiana a la que asistieron el entonces todopoderoso Cayetano Polo (hoy fuera de Cs), David Salazar (actual número uno de Cs en la Asamblea), Carlos Urueña (edil de Urbanismo) y Gragera.
Salazar y Gragera se conocían del rugby, deporte que sigue practicando el ya alcalde. Siendo concejal se le vio en alguna ocasión con un brazo en cabestrillo por el Ayuntamiento. En el partido vieron en él a un hombre joven, formado, que no había ocupado ningún cargo público con anterioridad y de apellidos muy conocidos en Badajoz.
Su madre, Catalina Barrera, procede de Almendralejo y es hermana de Fernando Barrera, que tiene una conocida empresa de productos fitosanitarios. El padre es Pedro Gragera Navarrete. Quienes le conocen toman aquel dicho de 'buen árbol da un buen leño' porque le dibujan como una persona muy agradable y sin dobleces. La suya es una familia extensa que vivía sin estrecheces de propiedades agrarias y ganaderas. Dos de las hermanas de su padre se casaron con Antonio y Leopoldo Masa. El primero de ellos fue presidente de la patronal Creex desde que la creó a mediados de los años 80 y llegó a ser vicepresidente de la CEOE.
Con esa carta de presentación, Cs escogió al hoy alcalde hace cuatro años. Ignacio Gragera, a su vez, tenía encaminada su vida profesional. Abogado de profesión desde 2007, abrió en 2016 un despacho que ha mantenido desde las elecciones. Estos dos años ha compatibilizado el ejercicio con su cargo como primer teniente de alcalde y diputado provincial, el único de Cs. Está casado con María Morais Salgueiro y tienen una hija de pocos meses.
A partir de aquella comida en la Urbanización Guadiana, Gragera fue apareciendo cada vez más en la agrupación local de Cs, pero sin acaparar protagonismo. Hasta que tres meses antes de las elecciones municipales de mayo de 2019 se dio a conocer su designación como candidato.
En aquellos momentos encontró un apoyo dentro del partido. Se trata de Alejandro Martín, del que se hizo inseparable. Hoy es su jefe de gabinete. Este, para algunos miembros de Cs, es «el auténtico brazo ejecutor» de Gragera. Y fue su enlace con Carlos Cuadrado, que ha sido vicesecretario nacional del partido hasta el descalabro de las elecciones madrileñas. Cuadrado le ha servido como hilo directo para presentarse en Madrid. Tanto que en marzo le hicieron miembro de la junta directiva nacional.
En el Ayuntamiento ha ido dando una de cal y otra de arena. Como portavoz municipal ha salido cada semana a hablar en rueda de prensa, pero no es dado a entrar en polémicas y suele hacer declaraciones con poco contenido de fondo.
En el PSOE le critican que hace dos años negociara a la vez con ellos y con el PP, dándole esperanzas a Ricardo Cabezas casi hasta el final. Pero el PSOE extremeño se negó a relevarse en la Alcaldía, algo que sí aceptó el PP de Francisco Fragoso. En el PP, por su parte, le han visto «ansías de protagonismo» y ganas de figurar en estos dos años de preparación.
Dimitido Fragoso, Gragera es el número uno del Ayuntamiento, carambola que también le ha convertido en el cargo más influyente de Cs en Extremadura.
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