El arquitecto Julián Prieto en su estudio de arquitectura en Badajoz. Casimiro Moreno

Julián Prieto: «Hay que actualizar el plan del Casco Histórico en Badajoz»

El arquitecto que redactó las normas urbanísticas del centro aboga por revisar todos los edificios y elaborar un plano arqueológico

Rocío Romero

Badajoz

Sábado, 5 de agosto 2023, 20:56

«La clave está en ayudar, ayudar y ayudar. Que la gente no vea el plan del Casco Histórico como una losa, que es lo que está pasando». Es la apreciación del arquitecto Julián Prieto, redactor del Plan Especial de Protección del Casco Histórico de ... Badajoz. Aboga por revisar todos los edificios y elaborar un plano arqueológico de la zona antiguas, así como poner en marcha una oficina que coordine todas las tareas y asuma las directrices de rehabilitación. Entre otras cosas, que revise los materiales que se van a usar y las infraestructuras.

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Así, el profesional que elaboró las normas urbanísticas del centro se suma a otras voces que piden una flexibilización para atraer inversiones y vecinos. El alcalde, Ignacio Gragera, se abrió a esta posibilidad en una entrevista con HOY tras el 28-M.

El Plan Especial de Protección del Casco Histórico abarca todo lo delimitado por los baluartes (ronda del Pilar, Castelar, Puerta de Palmas y circunvalación) y se incluye en el PGM, que fue aprobado en 2007. Desde entonces no se han actualizado los planos ni las fichas de los inmuebles. Prieto señala que este tipo de estudios deben revisarse de forma continua tras conocer sus efectos y, también, para incluir las variaciones que surgen con el paso de los años.

La receta de Julián Prieto pasa por poner en marcha una dotación que proponía el documento y que no se ha implementado. Se trata de una oficina de seguimiento y gestión del propio plan. Ve una oportunidad para su creación dentro del Consorcio que el Ayuntamiento, la Junta y la Diputación están poniendo en marcha.

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Esa oficina debería contar con un gerente, un consejo de administración que marcara las directrices y profesionales de las distintas áreas que intervienen en las rehabilitaciones: Arquitectos, obra civil, historiadores y arqueólogos, fundamentalmente.

Esta oficina gestionaría las licencias de obra del centro histórico, que ahora se conceden desde un mismo servicio para toda la ciudad. También debería actualizar las fichas que forman el catálogo de edificios y que tampoco se han modificado en 16 años. Es en estas donde se indica la protección de cada inmueble y, con ello, se establece qué se puede hacer en ellos.

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El propio alcalde, Ignacio Gragera, admitió en aquella entrevista que hay inmuebles con una protección excesiva, mientras que otros pueden tener mayor grado.

Además de revisar uno a uno cada edificio, Prieto entiende que es fundamental dar una solución a los requerimientos arqueológicos. «Si soy sincero, nunca pensé que iba a abrir la caja de Pandora» cuando incluyó el artículo que «declara zona arqueológica todo el perímetro del centro histórico de la ciudad y que dice que, previo a la obtención de la licencia urbanística, hay que hacer las correspondientes catas arqueológicas». Eso también lo revisaría, «pondría los puntos sobre las íes, estableciendo cómo debe ser la intervención arqueológica en la ciudad y quién sufraga esos gastos».

Cree indispensable que la oficina elabore un plano arqueológico en función de las catas ya realizadas. Señala que los arqueólogos pueden marcar los posibles hallazgos con los datos del entorno. No solo en el punto exacto de la cata, sino también en su área de influencia.

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Así, cuando un promotor va a comprar un solar o vivienda para construir tiene una orientación de lo que puede encontrarse. Señala que los descubrimientos arqueológicos, las repercusiones que tiene en los tiempos de la obra y el coste que supone para la actuación son una carga para los propietarios.

En ocasiones echan atrás a los inversores, cuando, según su opinión, deben ser las administraciones las que paguen el sobrecoste de los descubrimientos. Porque, dice, los hallazgos sirven para «escribir páginas de la historia de una comunidad» y debe ser esa comunidad la que afronte el coste económico. «De lo contrario, es una bomba para el promotor. Como le aparezca un resto importante y le estalle la bomba, lo va a pagar. Y eso no puede ser», dice según su propia experiencia dirigiendo muchas rehabilitaciones en el Casco Antiguo. «Los hallazgos no se pueden convertir en un castigo para el propietario».

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Ese estudio arqueológico debería llamarse «planos de las historias de la ciudad» y formar parte de las normas urbanísticas.

Julián Prieto señala que el gobierno local está realizando obras que se recogían en el plan del casco histórico, como la eliminación de bordillos de las calles (en las que apunta que se está perdiendo la oportunidad de soterrar el cableado) o la nueva configuración de Juan Carlos I. Pero cree que es necesario fomentar la llegada de nuevos vecinos. Algo que puede conseguir con la flexibilización de la aplicación del plan que él redactó, consiguiendo fondos económicos para conceder ayudas y agilizando la concesión de licencias.

Pérgolas fotovoltaicas

El arquitecto considera que se penaliza a los vecinos del Casco Antiguo no permitiéndoles poner placas solares, algo que se hace para conservar el paisaje urbano del centro.

Propone crear unas comunidades energéticas y colocar «pérgolas fotovoltaicas» en los paseos fluviales. Prieto plantea la posibilidad de crear cubiertas fotovoltaicas en el puente de la Universidad que puedan abastecer a esta barriada y otras, además de dar sombra a una de las pasarelas. «Son ideas que parecen imposibles, pero que se pueden hacer».

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Los modelos de Santiago de Compostela y Mérida

Julián Prieto, arquitecto que redactó el Plan Especial de protección del Casco Histórico de Badajoz, apunta a dos modelos de ciudad que han rehabilitado sus cascos históricos y que prestan ayuda a los promotores. Por un lado, pone como ejemplo a Santiago de Compostela, donde se hizo una «intervención seria» que ha recuperado la zona histórica de la ciudad. «El Ayuntamiento puso a disposición de los vecinos una oficina, de manera que todos los proyectos estaban guiados por las mismas características», señala. Desde el Consistorio firmaron acuerdos con escuelas taller donde formaron a carpinteros y otros oficios específicamente para estas obras y se les contrataba después para ello. Así, por ejemplo, se siguió un mismo criterio para las carpinterías y otros materiales. Además, el Ayuntamiento recurrió a empresas especializadas para las obras. La oficina optó por un mismo pavimento para todas las calles y el Ayuntamiento creó aparcamientos disuasorios en el entorno, para fomentar el traslado a pie dentro del casco histórico y reducir el tráfico. El segundo ejemplo es más cercano. El arquitecto Julián Prieto mira a Mérida para la ayuda que prestan a los propietarios que rehabilitan o construyen en la zona histórica. Explica que el consorcio apoya a los promotores. «Hay una serie de condiciones en la zona de protección arqueológica de Mérida, donde actúa el consorcio y lo paga la administración, y existen medidas para que el propietario se pueda resarcir». Señala que si las obras sacan a la luz «un hallazgo de nivel magnífico, que se considere monumento, la administración lo expropia». Si no llega a tanto, pero es importante, obligan a mantener los restos bajo el edificio. A cambio, permiten al promotor elevar una planta más al edificio. «Lo compensan. En Badajoz, en cambio, las condiciones son cero».

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