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Alberto Covarsí es el último miembro de la generación Covarsí al que le apasiona la caza. Dice que la venatoria corre por sus venas. Lo ... ha heredado de su padre Juan Covarsí, que aprendió del suyo, Alberto Covarsi Cabanillas, y del bisabuelo Antonio Covarsí o el Montero de Alpotreque, como le conocían el siglo pasado y como le llamaba su hijo Adelardo Covarsí, tío abuelo de Alberto. El pintor le dedicó la mayoría de sus lienzos a la caza y, ahora Alberto Covarsí publica 'Covarsí. El legado'. Un libro que recoge su historia familiar y la relación que estos guardan con la caza, cuando esta actividad no era comercial y se practicaba desde un lado más primitivo.
–¿Qué es para usted la caza y por qué este libro?
–Mi bisabuelo, Antonio Covarsí, era el 'Montero de Alpotreque'. Él dejó un legado literario que lo ha convertido en el icono de muchos cazadores, que tienen sus libros como referente de la montería tradicional. Cuando falleció, su yerno, Enrique Segura Otaño, y su hijo pequeño, Ricardo, escribieron un par de biografías sobre él, pero nadie más ha querido revelar los secretos que había en el baúl de los recuerdos de Covarsí. Me parecía interesante rescatar su forma de vivir la caza y contar cómo era su día a día aquí en Badajoz. El lector descubrirá muchas cosas de Covarsí que no conocía.
–¿Cuáles serán los secretos de los Covarsí que descubrirán los lectores?
–Estoy seguro de que más de una persona se va a sorprender cuando descubra que un familiar suyo cazó con mi bisabuelo, porque en el libro revelo el nombre de todas las personas que cazaron con él. Es como un diario de su vida, pero también tiene mucho interés a nivel periodístico porque los periodistas de la época hacían crónicas de sus jornadas de caza. Yo las he recuperado todas y están recogidas en este libro.
–La prensa tiene un peso importante en el libro...
–Claro. Yo no lo sabía que los periodistas se iban de caza con él para escribir artículos de sus cacerías. Lo hacían porque él era un personaje público en Badajoz, pero hasta ahora no estaba recogido en un libro. Me he visto 1.273 periódicos para poder escribirlo. Ha sido un proceso muy largo porque he estado siete años trabajando en este libro, pero fue en el confinamiento cuando pude acceder a la documentación de la Biblioteca Nacional. Es importante porque muestra la evolución que ha tenido la caza desde entonces hasta la actualidad.
–Aparte de la documentación, su familia también cuenta con el testimonio de su familia.
– Busqué toda la información que tenía que ver con mi familia en archivos y la prensa de la época porque allí hay referencias de todo tipo, hasta cuando tenía gripe. Claro que me han servido los testimonios de mi padre o de mi abuelo y de ancianos que en su infancia cazaron con él.
–¿Cuál ha sido el papel de Internet en la esta historia?
–Gracias a las redes he podido recuperar armas de mi bisabuelo o acceder a testimonios. Una persona de Madrid al saber que estaba investigando sobre mi bisabuelo contactó conmigo. Pero mi abuelo no solo cazó en Extremadura, también en Los Pirineos. Allí intercambió con un señor un cuchillo por un chuzo, que es lo que se utilizaba para cazar osos. Y hace poco me escribió un señor de Madrid por Internet para decirme que tenía el cuchillo de mi bisabuelo con sus iniciales grabadas. Estaba muy oxidado pero lo llevó a la casa de armas, donde le quitaron el óxido, y ahora lo tengo conmigo y lo llevé a la presentación.
–Más allá de la caza, ¿qué hay en el libro?
–Se van a leer cosas que nadie sabe de Covarsí. Él era un referente por las rehalas, y yo he recopilado los nombres de todos sus perros, que para él eran su vida. Estoy seguro de que cuando algunas personas lean estos nombres los utilizaran para llamar a sus perros Tigre, Pantera o Caronte. También hablo de su armería, la primera que hubo en Badajoz, y de la cual aparecen fotos en el libro porque es impresionante. También hablo de su tienda de instrumentos musicales o la agencia de viajes que montó. Era un enamorado del campo, pero también una persona muy inquieta. Le apasionaba la cultura, su casa era un museo. Tenía obras de arte de casi todos los pintores y esto se lo transmitió a mi tío Adelardo Covarsí.
–¿Cómo ha influido su bisabuelo en su vida?
–Mucho, aunque mis referentes directos son mi abuelo y mi padre, que son mis maestros y quiénes me han inculcado la pasión por la caza. De hecho, me lancé a escribir el libro por petición de mi familia. El libro no es solo caza, también hablo de la saga, el legado y el relevo Covarsí que queda. Es un análisis de dónde vengo, mis líneas familiares son mi abuelo, mis tíos, mi padre Juan y mis primos. Me apena decirlo, pero creo que la saga Covarsí a nivel de caza termina conmigo, porque mi hijo lo que más practica es el fútbol y no la caza, ojalá y me equivoque.
Alberto Covarsí
–Habla de la evolución de la caza, ¿qué importancia tiene este libro para una actividad que genera hoy día tanta controversia?
–Si mi abuelo levantara la cabeza se asustaría al ver en lo que se ha convertido la montería tradicional, porque hoy en día tiene un toque comercial que no tenía entonces. Ahora también hay una enorme cantidad de reses que obliga a hacer un control, pero lo que más añora el verdadero montero es la pureza, la ética, el respeto que había antes. Era una caza salvaje y el cazador iba a caballo, lo que hacía que todo lo que hacía Covarsí para ir a cazar fuese un espectáculo.
–Ya ha presentado el libro, ¿está en librerías?
–La presentación fue un éxito con casi 200 personas. También estaré en Córdoba, Ciudad Real y Santarém en Portugal. Estoy muy contento porque además los prologuistas son Juan Delibes, Don Alonso Álvarez de Toledo y Urquijo y Jesús Martín, director del programa Cazadores de Lances.
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