
María José García, el ángel de la guarda de Oncología
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Pacientes, compañeros y familiares de esta enfermera del Hospital Universitario de Badajoz han celebrado un homenaje por su jubilaciónMaría José García es una de esas profesionales que marcan la diferencia. Así la describen algunos de los pacientes a los que a lo largo ... de sus 40 años de profesión les ha cogido la vía para inyectarle la quimioterapia, les ha sacado sangre, les ha limpiado el reservorio por donde reciben la medicación y les ha tendido su mano.
Para Rita Adriana Levato, María José no es solo su enfermera, también es su amiga. Esta mujer de 60 años padeció cáncer de mama a los 53. Fue entonces cuando llegó a la planta de Oncología del Hospital Universitario de Badajoz. «María José no solo me ponía la quimioterapia, también me escuchaba, me hablaba, y ha terminado siendo mi amiga. La quiero muchísimo», decía al recordar que esta enfermera ha sido un pilar fundamental para ayudar a los pacientes oncológicos a afrontar sus tratamientos.
Aunque Rita Adriana sigue pasando sus revisiones en el hospital ya no verá allí a María José, que desde hace unas semanas es una más de las 50.000 enfermeras que este año se jubilan en España. Esto incrementará la demanda de estos profesionales a los que los pacientes cada vez piden más empatía. Precisamente esta es una de las cualidades de María José que destacó Tina Barrantes, una de sus antiguas pacientes, en el homenaje que le han brindado en el hotel Río.
Para ella, María José fue su ángel de la guarda. «Su trabajo ha ido más allá de ponerme una medicación. Tiene empatía, alegría y tiempo. Ella siempre ha estado cuando he sentido miedo, dolor... Me daba seguridad» subrayaba Tirma, que destacó la importancia de la humanidad en una profesión como la de María José. «Los médicos te curan, pero no somos conscientes del papel tan importante que tienen las enfermeras, que no solo curan, también cuidan».
Con la intención de cuidar esta enfermera natural de Zaragoza que llegó a Badajoz hace más de treinta años, le dijo a sus padres aún siendo adolescente que quería estudiar enfermería. «Yo quería cuidar, proporcionar salud y gracias a mi trabajo he tenido una vida plena», contaba emocionada a su llegada al hotel Río.
A lo largo de sus 40 años de carrera, García ha desarrollado su labor en Medicina Interna o Psiquiatría, pero la mayor parte de su trabajo lo ha llevado a cabo en Oncología. «Pedí este área porque necesitaba trabajar en turno fijo de mañana. Además, quería ejercer mi vocación», decía convencida de que la calma y la conversación es una herramienta poderosa para cuidar a los pacientes.
«He intentado acompañar y ayudar a cada paciente. No se trata de decirles que no se van a morir, se trata de enseñarles a coger la vida y transcenderla», contaba esta profesional, que confía en que cada vez sean más los sanitarios que muestren un trato cercano. Su labor dentro del hospital iba más allá de poner sueros, ella ha intentado enseñar a sus pacientes a vivir cada momento de la vida, y también que ha sido apoyo para los amigos y familiares de pacientes que no han salido adelante.
Una labor que reconocen también sus compañeros de profesión, que la admiran y echarán de menos. «Para nosotros es una compañera emblemática. Es la persona idónea para el arte de cuidar porque crea un clima de seguridad muy necesario, y eso lo ha transmitido a las personas que han llegado a la planta y a las nuevas generaciones a las que hay que ir dejando paso», destacaba la supervisora del área de hospital de día de oncología, Purificación Pablo.
Este clima es el que le hizo a Rita Adriana y Tirma tomarse con calma los tratamientos que recibían en el hospital de día, así se llama el área donde reciben la quimioterapia cuando no es necesario el ingreso hospitalario. «Tenerla allí era como tener a una madre o a una hermana, que no siempre te podían acompañar pero no pasaba nada porque estaba ella», dice Tirma.
Una calma que para el oncólogo Jacobo Gómez es positiva en el tratamiento del enfermo. «Ahora está de moda hablar de la humanización, pero María José ha sido pionera en esto. Estaba pendiente no solo del paciente, también de su circunstancia, de su familia y eso influye de manera positiva en los tratamientos», comenta el oncólogo, que aplaude la labor de María José como una enfermera que dominaba la técnica sin descuidar la atención.
Esta calidad en la atención es lo que hizo que sus compañeros le organizasen esta despedida, que tampoco se quiso perder el expresidente de la Junta Guillermo Fernández Vara, otro de sus pacientes.
María José se va convencida que con su marcha dejará paso a nuevas generaciones, y también a la Inteligencia Artificial. «Las técnicas de la enfermería las puede aprender cualquiera, la conexión con el paciente seguirá siendo cosa de los buenos profesionales», zanjó emocionada.
Ahora seguirá haciendo voluntariariado en la Asociación Oncológica Extremeña, pero se centrará en estar con su familia, a quién asegura, tiene mucho que devolverle.
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