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Un tiroteo registrado este lunes por la tarde en Badajoz ha acabado con la vida de una persona. El suceso ha tenido lugar a la altura de la urbanización de Tres Arroyos y en estos momentos la Guardia Civil de Tráfico mantiene cortada la carretera.
Testigos de los hechos han explicado que en el lugar en el que se ha producido el suceso hay un coche accidentado, a la altura de un camino que conduce a una zona en la que hay viviendas.
El vehículo está en la carretera, pasada la ermita de San Isidro. Allí trabajan los agentes de la Policía Nacional con el apoyo de la Guardia Civil, que mantiene cortado el tráfico.
Testigos consultados por HOY han explicado que la causa de esa muerte está en un tiroteo ocurrido poco antes de las 15.00 horas. Todo hace suponer que el fallecido viajaba a bordo del vehículo cuando ha recibido los disparos.
La Guardia Civil ha confirmado que se hará cargo de la investigación por haberse producido el suceso fuera del casco urbano de Badajoz, aunque contará con el apoyo de los agentes de la Policía Nacional. Desde el Instituto Armado se confirma que, supuestamente, la muerte ha sido producida por los disparos que ha recibido el varón cuando conducía un vehículo.
Hace unos meses, un jueves por la mañana, una persona fue acribillada en un lugar público mientras desayunaba con su mujer. Ocurrió en el bar Vaquerizo, cuando tres hombres llegaron al aparcamiento de la gasolinera en un Fiat blanco y uno de ellos disparó 11 tiros desde la puerta lateral del local. La mayor parte de los proyectiles impactaron en el cuerpo de un hombre de 34 años que estaba desayunando sentado en una de las mesas y que murió poco después.
El fallecido el pasado febrero, J.G.C., está emparentado con un conocido clan familiar de Badajoz. Estaba acompañado por su mujer, que también resultó herida, aunque sus lesiones no revestían gravedad. La principal hipótesis es que se trataba de un asesinato por un ajuste de cuentas.
Así lo señala el perfil del tirador y de la víctima. En cuanto al primero, todo indica que el ataque estaba pensado y planificado al detalle. J. G. C. desayunaba a diario en el bar Vaquerizo, por lo que podían saber dónde encontrarlo. Además, según los testigos, el coche relacionados con el crimen (Fiat blanco), estaba antes del suceso en el aparcamiento de la gasolinera. Es decir, que los tres ocupantes, que se taparon las caras para no ser identificados, podían estar vigilando la zona a la espera de que llegase su objetivo.
El ajuste de cuentas también encaja con el perfil de la víctima que, a pesar de ser joven, tenía un largo historial relacionado con el narcotráfico. Pertenecía a un clan familiar que fue procesado en la Operación Granero. En diciembre de 2018 la Policía Nacional detuvo a 23 personas en el Cerro de Reyes por narcotráfico, entre ellas a J. G. C. que fue condenado, aunque solicitó la suspensión. Además tenía otras cuentas pendientes en procesos judiciales.
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