Música barroca y antigua

Como todos los años desde hace veinticuatro, la Sociedad Filarmónica de Badajoz ha organizado, con el patrocinio de la Diputación, el festival de música sacra y antigua, que concluyó hace solo unos días. Quiero agradecer de nuevo a los que hacen posible eventos como este, cada vez de más calidad y prestigio, su incansable labor en favor de la música clásica, en difundir el trabajo de los artistas extremeños, en que participen importantes figuras nacionales e internacionales y, por último, en sembrar la semilla de esta pasión en las personas más jóvenes o en las que todavía no se han enganchado a tan beneficiosa droga. Ha sido un acierto extender el festival a otros municipios.

Felicito, como amante de la música barroca, de la que me declaro ferviente seguidora desde que descubrí el genio de J. S. Bach, al director y fundador de la Orquesta Barroca de Badajoz, el clavecinista Santiago Pereira por su iniciativa y su rigor histórico a la hora de interpretar la música antigua utilizando instrumentos exclusivamente barrocos.

Conozco las dificultades que la divulgación de la cultura conlleva, un objetivo que reporta escasos beneficios cuando no acabas poniendo recursos de tu propio bolsillo o actuando, nunca mejor dicho, por amor al arte. Pero resulta que incluso los compositores e intérpretes comen, tienen que pagar sus facturas y llenar el depósito de gasolina. Lo digo para que seamos conscientes y valoremos, en su justa medida, festivales como este y otros que son gratuitos, repito, gratuitos y que por fin, en los últimos años, se están llenando de espectadores. No debía ser de otra manera. Deseo destacar a los nuevos valores que, como el clavecinista Álvaro Mota Medina y su grupo barroco, se van haciendo un hueco en la lista de importantes concertistas.