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Hay que tener arte. Para que una fotógrafa en paro se anime a abrir un taller de encuadernación y, en base a muchas pruebas, termine convirtiéndose en joyera de papel. Esa es la historia de Maricarmen Piñero, que ha vivido nueve años de transformación desde ... que cogió la tarjeta de desempleo en 2014, en 2018 creara su marca, Karui, y este 2023 sea una parada indispensable del mercado de artesanía del Paseo de San Francisco de Badajoz.
Con sus manos convierte recortes en pendientes, colgantes y collares con los que reivindica el uso del papel para una moda sostenible. Y demuestra que, desde Badajoz, se puede innovar en artesanía.
Justo a su lado, José Manuel García saca el lado más tradicional de los extremeños. Él lleva años dando forma a los productos de Forja y Decoración Extremeña. Los mismos con los que uno puede llevarse un jamonero del Betis por 100 euros mientras termina los que homenajearán al CD Badajoz. Este sábado uno puede llevarse a casa, eso sí, el escudo del club local en pisapapeles.
Con La Apañá, Purificación Rojas crea estampaciones originales en sudaderas, bolsos, bolsas de aseos, mochilas y toallas. Que se busca un regalo para una niña morena, allí hay botellas reusables que personaliza con ilustraciones originales con el nombre de la cría. Esta diseñadora de interiores se la ha jugado este año con los bolsos de piel vuelta. Ella misma los imagina y los encarga. Sacos con flecos de colores y shoppers con bolsillos en pelo natural. El primer día probó con trece de los más grandes y le quedan tres.
Fotos
En cada puesto hay una historia. Los dulces árabes hablan de un pasado común que Badajoz recuerda en Almossassa y la loza portuguesa de un presente que va de la mano de Elvas y Campomayor.
Porque, para pensar en el pasado, uno puede detenerse en los puestos de belenes tradicionales. Como el de Francisco y Teófila, con piezas diminutas para completar el Misterio que estos días se pone en muchas casas. O los turrones de Castuera, que saben a Navidades de verdad.
Se vienen días de mucha solidaridad, aunque en el mercado también hay quien la ejerce todo el año. Allí están los voluntarios del Economato Social, cuyas ventas se dirigen a hacer más llevadera la compra a 80 familias en situación vulnerable de la ciudad. O los jabones de Apnaba que promueve la Asociación de Padres de Personas con Autismo Badajoz, y las pantuflas que se pueden adquirir en el puesto del Centro Nuestra Señora de la Luz.
Uno no se puede ir del mercado sin pasar por el puesto de churros, sin pasar por las carpas de talleres, sin llevarse una foto en el tradicional trineo ni sin dar una vuelta por el resto de puestos. Hay más de 40 quioscos con productos locales, como el chocolate Moro que se fabrica en Llerena, los maceteros de Dinamita Ilustradora y las acuarelas de Blanca Ambel. Desde tres euros, uno puede llevarse a casa un marcapáginas pintado por esta pacense. La naturaleza y las escenas de Badajoz centran unas acuarelas atractivas. Unas pinturas con las que Kaotic Art by Blanca demuestra que San Francisco se ha convertido en un escaparate navideño con mucho arte.
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