El nenúfar invade 90 hectáreas del Guadiana a su paso por Badajoz, pero estas semanas se ha extendido aún más. Se ha metido en la bronca política y en muchas conversaciones de los pacenses. Se trata de una planta que lleva 44 años en el río, pero que aún hay muchos que confunden con otra. El nenúfar es un invasor que le ganó al camalote y borró el río.
La llegada de plantas exóticas a los ríos tiene una explicación sencilla, alguien las importó a para decorar, se deshizo de ellas y provocó una plaga. Pero para entender la situación actual hay que remontarse aún más. Hasta los años 80 Badajoz contaba con un tramo del Guadiana estrecho. Entonces se construyó el azud de La Granadilla el tramo urbano se convirtió en una enorme lámina de agua sin apenas corriente.
El río es más bonito, pero, los lodos se acumulan en el fondo. Se trata de tierra llena de nutrientes porque parte del agua llega del regadío. La combinación es un enorme campo ideal para la proliferación de especies invasoras.
Las hojas planas del nenúfar flotan sobre el agua y de primavera a otoño brotan flores amarillas. Pero lo más característico, en realidad, no se ve. Las raíces del nenúfar van de las hojas hasta los lodos llegando a tener hasta tres metros. Eso hace que, cuando es arrancado de la superficie, vuelva a crecer en apenas dos semanas porque el germén sigue en los lodos.
De hecho, más que adaptarse a Badajoz, el nenúfar ha hecho que el tramo pacense del Guadiana se convierta en su huerto particular ¿Cómo es posible? Porque el nenúfar solo puede crecer en zonas con menos de tres metros de profundidad. Durante años solo ocupaba las orillas, se creía que no podía extenderse, pero cada vez se expande más y hay áreas en las que cubre el Guadiana de lado a lado. Esta planta lo ha logrado porque su propia presencia está favoreciendo que se acumulen más lodos. Es decir, se está haciendo un suelo propio para seguir colonizando la zona.
Esto, unido a la desaparición del camalote que suponía una competencia, ha provocado la enorme mancha verde que se observa actualmente.
El camalote o jacinto de agua tiene hojas en forma de ramo y flores moradas. Apareció en el Guadiana en 2005 y en unos pocos años llegó a cubrir 185 kilómetros del cauce. Era una emergencia medioambiental porque no dejaba pasar la luz solar, bajaba la calidad del agua y desaparecían especies de flora y fauna.
Sin embargo, sus raíces no llegan a los lodos, por lo que se puede quitar. Esta es otra diferencia, y en este caso en favor del camalote. El jacinto de agua, con una gran inversión, se pudo controlar (no erradicar porque quedan semillas en el agua y hay que vigilar los brotes).
Cuánto sabes del nenúfar
María Díaz
En cuanto al nenúfar, durante años se han hecho experimentos (arrancarlo con máquinas, poner mantas encima, agotarlo mediante siegas constantes) y nada ha sido efectivo. Un estudio de viabilidad concluyó que la única posibilidad es bajar el nivel del río en Badajoz y eliminar no solo las raíces que hay en el fondo, sino los lodos.
Esta podría ser la solución, pero la factura es de 25 millones de euros.
Toda la información sobre el nenúfar mexicano, su ubicación y diferencias con el camalote ha sido difundida por la Confederación Hidrográfica del Guadiana y el Ministerio para la transición ecológica y el reto demográfico.
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