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Muchos pacenses se sorprendieron el martes, día 13, cuando el cauce del Guadiana subió hasta el punto que hubo que cerrar el Puente de la Autonomía. Horas después la mayoría advirtió que el nenúfar mexicano había desaparecido tras la crecida. Pero la planta invasora sigue ahí, afirman desde la Confederación Hidrográfica del Guadiana.
Según explicaba esta semana Nicolás Cifuentes, comisario adjunto de la CHG, todos los años ocurre que en invierno desaparece el nenúfar mexicano por la bajada de la temperatura. Y en realidad –prosigue– a estas alturas de diciembre aún no ha hecho frío suficiente y por eso el nenúfar que cubría el tramo urbano del Guadiana en Badajoz sigue ahí, aunque las hojas que son la parte más visible las haya arrastrado la corriente.
Cifuentes aclara que esta planta invasora tiene sus raíces en el lodo que hay en el lecho del río. «Aunque en las zonas de donde procede se trata de una especie de hoja perenne, aquí en Extremadura se ha comprobado que pierde la hoja con el descenso de la temperatura. En cualquier caso, la planta sigue ahí y cuando llegue la primavera volveremos a ver la hoja de la planta», señala el especialista de la CHG.
Además del efecto visual, el nenúfar mexicano impide que piragüistas o pescadores desarrollen sus actividades con normalidad. Sobre los planes que hay para su erradicación, Cifuentes apunta que se trata de una solución compleja técnicamente. «Para eso habría que retirar los lodos y hacer eso en un tramo urbano es difícil. Se está viendo, pero hay tramitaciones ambientales que son difíciles de conseguir,. Como exigencia para esto, de momento lo que estamos haciendo es redactando estudios de alternativas tal y como nos pide el Ministerio (para la Transición Ecológica). El otro aspecto a tener en cuenta es la relación coste económico/beneficio».
No obstante, el comisario adjunto de la CHG señala que mientras tanto se están construyendo compuertas en los azudes (en el de la Pesquera ya ha empezado la obra y en el de La Granadilla se está redactando el proyecto). La finalidad es que se puedan subir o bajar con las crecidas del río. y así evitar que los lodos se queden en el fondo y, con ello, que el cauce pierda profundidad.
El objetivo es que el Guadiana tenga una profundidad mayor a tres metros y, por tanto, el nenúfar mexicano no pueda enraizar.
El camalote, muy parecida al nenúfar mexicano vista de lejos, es la otra planta invasora que afecta al Guadiana. En este caso es flotante, no está enraizada como el nenúfar.
Sobre el efecto que ha tenido la última crecida en esta otra especie, Nicolás Cifuentes explica que ahora no se ve camalote, al menos en su estado adulto. «Lo que hay son semillas de camalote y están en las orillas como 'durmiendo'. El problema es que hay millones que puede germinar en cualquier momento, incluso en quince o veinte años. Y ahora lo que ha pasado es que esos bancos de semillas se mueven con las corrientes y en estos días con las crecidas pues se han desplazado aun más y lateralmente. De hecho, con las anteriores crecidas de 2013 mucho camalote que estaba en superficie fue a parar aguas abajo y eso lo complicó todo».
Según el comisario adjunto de la CHG, desde entonces no se ha dejado de trabajar persiguiendo su erradicación localizando cada mancha de camalote. «Hay cien personas en ello por todo el Guadiana, desde la desembocadura del Zújar hasta Portugal. Nuestro caso es único a nivel mundial porque ha sido la primera vez que en un tramo interior de río donde se ha conseguido controlar», aseguró Cifuentes.
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