![Los nietos, imprescindibles en la vida de los mayores](https://s2.ppllstatics.com/hoy/www/multimedia/2024/08/01/Imagen%20(193370676)-kSrF-U220879172250u0-1200x840@Hoy.jpg)
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Antes no se celebraban estas cosas», le decía Martina Gallardo a sus nietos, María y Daniel Corrales, que empujaban la silla de ruedas de su abuela hasta el patio de la residencia que las Hermanitas de los Ancianos Desamparados de Badajoz tienen en La Granadilla.
El tiempo –Matina presume de tener 99 años– ha diluido los recuerdos que tenía de sus abuelos. La vida de entonces tampoco les permitía fraguar los vínculos que hoy los abuelos establecen con los hijos de sus hijos, a lols que cuidan en ausencia de sus padres..
Una relación fortalecida por la consciencia de lo finito –Martina sabe que cuando se cumplen años el tiempo se acaba– y la ilusión por el futuro reflejada en los ojos de María y Daniel, que han cambiado los papeles y ahora son ellos quiénes cuidan de su abuela.
Puntuales a la cita, llegaron al centro poco antes de las once de la mañana, hora a la que estaba prevista la celebración del día de los abuelos y que el centro se vio obligado a posponer. las hermanas de la congregación pudieron festejar con los residentes y sus familias una convivencia en la que no faltaron la música y los bailes.
Para estos dos hermanos agosto comenzó de la mano de su abuela. En el salón de actos, donde tuvieron lugar varias actuaciones, acompañaron a Martina moviendo los brazos para bailar 'Los pajaritos' y otras canciones con las que el centenar largo de residentes recobraron la juventud que creían perdida.
«Los fines de semana los recuerdo con mi hermana en casa de mi abuela, nos encantaba pasarlos con ella porque ha sido siempre una mujer muy alegre», cuenta Daniel orgulloso de los momentos compartidos junto a ella y sus diez primos.
Pese a que no comprende muy bien por qué hoy día se les festeja a los abuelos por estar ahí, Martina presume de este título que le otorgaron sus hijas hace varias décadas. «Tengo tres hijas, doce nietos y varios biznietos y los quiero a todos mucho ¿Cómo no los voy a querer si los he cuidado de pequeños?», zanjaba.
Para reconocer el trabajo que los mayores de la residencia han hecho con sus familias la congregación les rinde homenaje en una fiesta en la que ellos son los protagonistas. «Los nietos son muy importantes para muchos de nuestros residentes, incluso más que sus hijos. Para ellos son parte vital de su existencia y les llena emocionalmente compartir tiempo con ellos», destaca la terapeuta ocupacional de la residencia, Alicia Castillo.
Una vitalidad que Martina transmite a sus nietos en cada visita cuando les pide jugar a las palabras encadenadas. «Siempre le ha gustado mucho leer, con la edad ya no es tan fácil para ella y busca alternativas», presumen sus nietos mientras destacan su afán competitivo jugando al parchís, juego que les enseñó de pequeños.
Entre letras se entretiene también Ana García, otra de las residentes que participó en la convivencia de este jueves, para la que recitó una poesía que ella misma había escrito. «Escribo mucho, me entretiene y me gusta. Vivo en la residencia desde hace dos años y dos meses, y en cada celebración leo una poesía», aclara.
Los más pequeños también participaron en la jornada, algunos fueron con disfraces, otros con trajes de flamenco. Todo para sacarle una sonrisa a sus abuelos y cambiar su rutina diaria. «Esto les hace sentirse valorados, se olvidan de sus limitaciones y recuerdan su infancia y juventud porque se sienten respetados por todos los que celebramos este día junto a ellos», explica Castillo.
Con pelotas, referencias a la Eurocopa y a los Payasos de la Tele, los abuelos más jóvenes bailaron en el escenario. Martina los observaba desde su silla con ilusión, sus nietos fueron su mejor compañía y disfrutaron junto a ella de la celebración. Una de las muchas que a su edad tiene por delante, pues en unos meses es la boda de su nieta y dice que no se la quiere perder. «Por supuesto que va a acompañarme ese día, ella está deseando que llegue, está muy emocionada y yo estoy muy orgullosa de tenerla conmigo» apunta María.
La sabiduría es una de las aptitudes que ambos intentan aprender de su abuela, a quién dicen admirar por su capacidad para adaptarse a las nuevas situaciones. «Es una figura muy importante para nosotros porque nos ayuda a poner los pies en el suelo. Hoy día nos quejamos por tonterías, ella vivió una época muy dura y nunca la he escuchado lamentarse de nada, siempre ha podido por todo».
Pese a que se ayuda de la silla de ruedas para desplazarse, Martina intenta estar activa participando en las actividades del centros, algo que ocurre a menudo porque tanto las hermanas como los trabajadores tienen muy claro que todas estas acciones mejoran su calidad de vida. Por ello la residencia inició hace unos meses una colecta para mejorar las condiciones de las habitaciones.
Mientras tanto, Martina disfrutará de sus nietos, esperando a que llegue su 100 cumpleaños, que celebrarán a lo grande, porque como dice María: «Para los abuelos somos muy importantes los nietos y nuestro deber es compartir la vida».
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