José Manuel Chacón, esta semana durante el cátering que ofreció en Representación Española ante la UE, que funciona como la embajada de España ante la UE. HOY

El pacense que da de comer a la 'jet set' de Bruselas

José Manuel Chacón. A sus 56 años es propietario del cátering Mediterránea, requerido por embajadas e instituciones europeas en la capital belga

Rocío Romero

Badajoz

Domingo, 10 de diciembre 2023, 07:37

La OTAN, el Parlamento Europeo, la Comisión Europea, distintas embajadas, Netflix, Indra, Brussels Airlines y un largo etcétera de nombres de peso de la capital belga tienen en común confiar en un pacense para sus eventos. José Manuel Chacón (Badajoz, 1967) está detrás del catering ... Mediterránea, que se ha convertido en una empresa de referencia en las instituciones europeas a la hora de ofrecer sus cócteles, cenas y almuerzos.

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Hasta llegar aquí, Jose Manuel Chacón ha recorrido un camino muy largo. Aterrizó en suelo belga en 1993. Era un joven educado en Los Maristas que llegaba recién licenciado en Derecho por la Universidad de Extremadura. Se mudó con una beca de la Cámara de Comercio de Badajoz para trabajar en el Consejo Superior de las Cámaras de Comercio. «Hoy le he hecho una comida», explicaba el lunes pasado por teléfono en conversación con HOY. Cerca de las siete de la tarde empezaba a estar relajado, ya estaba el personal en la embajada de Austria y en la sede de Brussels Airlines para dos cenas de 300 y 150 personas. Las cocinas habían empezado a funcionar a las 5 de la mañana. A mediodía, entre otros servicios, había ofrecido un almuerzo en el mismo consejo de Cámaras de Comercio que le acogió hace treinta años como becario.

Tras aquella primera prueba, le gustó y probó con otra beca. Su destino fue la oficina de Extremadura en la capital de Europa. Entró en contacto con la Comisión Europea.

Así supo de un programa específico de las cámaras de comercio para mandar ayuda humanitaria por la guerra de los Balcanes. Ahora es distinto, explica, porque los organismos cuentan con oenegés que ejecutan las ayudas de forma directa. Pero entonces se abría la puerta a empresarios. Él acababa de realizar un seminario, se enteró de que estaban enviando tomate concentrado a Zagreb y propuso mandar tomate en polvo extremeño. Sus socios y él tardaron diez meses en lograr las homologaciones. Hasta que las autoridades entendieron que el tomate en polvo extremeño era de mejor calidad que el concentrado italiano. «Facturamos 2.000 millones de pesetas durante dos años», explica.

José Manuel Chacón, en la tienda de su cátering. HOY

A raíz de aquellos contratos entre la fábrica de tomate y la Comisión Europea, realizó un máster sobre comercio en Bruselas y entró de lleno en ese mundo.

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«Empecé a vender productos extremeños en las dos grandes cadenas de supermercados belgas», recuerda.

Aquella experiencia ha ido creciendo con los años. Ahora exporta productos de toda España a supermercados, tiendas y tiene su propio comercio. Además, ha entrado en la distribución para restaurantes. «Aunque lo fuerte es el catering». En pandemia experimentó con vender comida preparada que los clientes encargan y recogen en las instalaciones, algo que ha seguido haciendo.

En su caso, el covid-19 le dio el impulso definitivo. «Aunque no sea correcto decirlo, nos ayudó. Trabajamos con tiendas belgas y delivery. Facturamos el doble». Abrió una página web en esos años que ha funcionado como un escaparate. «Mucha clientela entra por ahí».

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Pero, además, en aquel impasse que marcó el virus, «muchos cáterings murieron. Si antes éramos 20 para repartimos el pastel en el mundo comunitario, ahora somos 8 o 10. Los que no consiguieron sobrevivir, pasaron página» y buscaron otra dedicación. Él perdió a todos los camareros con los que trabajaba porque abandonaron la hostelería. Ahora tiene un equipo fijo de siete personas, que aumenta con 20 contratos externos en función del trabajo.

El negocio está radicado en Bruselas, pero atiende en Luxemburgo Holanda y París

El primer catering que dio en el Parlamento, por invitación de un diputado, consistió en dos cortadores de jamón, dos tortillas y quesos. Vas creciendo porque te van pidiendo». Suele dar servicios para más de mil personas.

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«El primer evento fuerte, con 500 personas», lo ofreció en 1997, solo cuatro años después de llegar a Bruselas. Tras el asesinato de Miguel Ángel Blanco, Mayor Oreja ofreció un cóctel para víctimas de terrorismo.

«Han pasado 26 o 27 años de aquello, sigo cumpliendo años y ando un pelín cansado porque esto es un estrés continuo: personal, camareros...», admite. Su cuartel general está en Lisboa, donde viven su mujer y sus hijas. Y él va y vuelve a Bruselas, donde mantiene una vivienda. Una vez al mes acude a Badajoz a visitar al resto de su familia. «A lo mejor estoy aquí 180 días al año». En campaña de Navidad se queda en suelo belga de forma perenne, lo que reconoce que a sus 56 años ya le resulta duro.

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Uno de sus catering en el Parlamento Europeo. HOY

40% de clientes no españoles

Se ha acostumbrado a trabajar con las instituciones europeas. Al parlamento se acude por invitación de los diputados, en la comisión europea es necesario tener el contrato unos 50 días antes de la celebración. En sus edificios sirve cinco o seis celebraciones al año.

Entre sus clientes hay de todo. El 40% no son españoles. Entre semana tiene más trabajo en las instituciones europeas, pero los fines de semana le llaman para fiestas privadas, tanto de personas que atienden en las instituciones como de empresas. «Este viernes hago otra comida en la OTAN en Mons (a 60 kilómetros de Bruselas) y el fin de semana tengo cinco eventos privados. El día 5 nos vamos a la embajada de España en Luxemburgo». Porque se desplaza a otros lugares. «Vamos a París, Luxemburgo y Holanda. No me muevo más». La lista sigue, con, entre otros, la cena de navidad de la OTAN en los próximos días.

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Su especialidad son los arroces, los productos de calidad y la cocina tradicional que los profesionales guisan como toda la vida. Nada de precocinados. Las tortillas de patatas son cien por cien caseras. «Busco lo bueno, de la abuela, presentado un poco mejor en miniatura». Los cocineros son españoles y él mismo les busca el alojamiento. Los camareros, belgas. Hablan varios idiomas. José Manuel Chacón se maneja en inglés, francés y portugués.

Mediterránea sigue teniendo el sello extremeño. El 30% de cada menú está formado por productos de la tierra. Chacinas, encurtidos, aceites vírgenes... Y cava de Almendralejo.

Su empresa pasa ya de los 25 años. «Cuando pregunto a los clientes por qué siguen llamando, me responden: porque no falláis». Tiene a unos cien clientes fijos, algunos conocidos desde hace treinta años que pasan de una institución a otra, y que le van introduciendo. «Nos ayudan mucho los embajadores. Los clientes son los mejores comerciales».

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