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Victoria Jiménez le contó como clasifica alimentos como voluntaria, Julián Serrano se emocionó al verla pasar delante de su casa, sor Teresa le regaló unos dulces de la Clarisas y José Antonio Belmonte se atrevió a hacerle una broma. La reina Sofía visitó este miércoles la sede de la Fundación Banco de Alimentos de Badajoz y no dejó a nadie decepcionado. Habló con todos, arrancó muchas sonrisas y se mostró «cercana», la palabra más repetida por los que la saludaron.
El que bromeó con doña Sofía fue José Antonio Belmonte. No fue una anomalía. Este voluntario del banco hace mofa con todo el mundo y ayer no dudó en decirle a la reina que se le había caído un pendiente. Doña Sofía no picó. Le sonrió y le saludó.
«La he visto estupenda. Es de mi quinta, que yo tengo 84 años y la he visto muy bien, que ya la conocía», aseguró Belmonte que era la cuarta vez que tenía contacto con la Reina Sofía. Este pacense trabajaba en la Seguridad Social hace 25 años, cuando se fundó el Banco de Alimentos, y decidió colaborar porque hacía falta ayuda. «Y ahora sigue haciendo falta». La primera vez que vió a doña Sofía fue en la inauguración del puente Real, cuando él era concejal de Alianza Popular. «Y la sigo viendo estupenda», concluyó ayer.
La reina emérita llegó a Badajoz al mediodía y comió en el conocido restaurante Marchivirito. Poco después de las cinco de la tarde se desplazó a la sede del banco, en el polígono El Nevero. Fue recibida por el alcalde de Badajoz, Ignacio Gragera, el presidente de la Diputación Provincial, Miguel Ángel Gallardo, la directora general de Accesibilidad de la Junta, Ángeles López, el tesorero nacional de Fesbal (Federación Española de Bancos de Alimentos), Gregorio Pérez, y la presidenta del banco provincial, Cristina Herrera.
La visita de doña Sofía se debió a su cargo como presidenta ejecutiva de la Fundación Reina Sofía, una entidad que colabora con los bancos de alimentos. Por esa razón está visitando todas las sedes provinciales. Ya fue a la de Cáceres y ahora ha ido a la de Badajoz coincidiendo con el 25 aniversario de la entidad pacense.
«Ha sido un honor que haya venido la reina doña Sofía al Banco de Alimentos de Badajoz. Le hemos estado contando la labor que se hace, el trabajo de los voluntarios y de las empresas que donan», explicó la presidenta del banco, Cristina Herrera, que agradeció la visibilidad que puede dar la visita real porque «ahora es un momento crítico. Enero y febrero son meses muy malos porque no se hacen donativos después de la Navidad».
La reina emérita preguntó por el trabajo de los voluntarios, se sorprendió al saber que no cerraron en la pandemia y consultó varias veces cuáles son las condiciones de los niños de las familias vulnerables.
Durante su visita se reunió con el patronato de la entidad, que incluye a las autoridades locales y regionales, también saludó a empresas donantes y a los antiguos presidentes del banco como Carmen de Aguirre o Jesús Reynolds. Los protagonistas, sin embargo, fueron los voluntarios a los que fue saludando uno a uno. Una de ellas fue Victoria Jiménez. «Muy amable, muy cercana. Nos ha preguntado qué estábamos haciendo y en ese momento clasificábamos una donación. Se lo hemos explicado y nos ha dado las gracias».
«Ha sido encantadora. Esta es una forma de llevar la monarquía, con gente cercana como ella da gusto hablar», añadió Juan de la Rubiera. Al preguntar a este joven por qué es voluntario, indicó: «Por ayudar a los demás, pero, egoístamente, te da más a ti que al revés».
Al ser una visita al recinto, solo pudieron ver a doña Sofía los invitados al Banco de Alimentos. Sin embargo disfrutaron de su presencia en primera fila Julián Serrano y su mujer, María Amalia Méndez. Según el mismo contó, se conocieron con 14 años, se casaron con 20 y él trabajó durante años como encargado del silo que actualmente acoge la sede del Banco de Alimentos. Cuando este cerró, se quedaron como guardeses, así que ayer vieron desde la puerta de su casa como doña Sofía visitaba la zona. Julián había pasado los dos últimos días recogiendo hojas y arreglando el jardín con el zacho para dejarlo lo mejor posible. Se emocionó al ver a la madre del rey Felipe: «Es nuestra madre, la de todos. Yo la he querido mucho».
Prueba de que es una persona querida es que se marchó de Badajoz con un regalo. Se lo hicieron dos religiosas, sor María Teresa y Sor Clara, del convento de Santa Ana. Las Clarisas le llevaron corazones de almendra, tejas o galletas inglesas entre otros dulces. «Ha sido muy cariñosa y me ha dicho que salude a las hermanas, porque le he contado que las hubiese gustado venir. También le he dicho que los dulces que hacemos son estupendos», aseguró sor María Teresa que explicó que, aunque su orden es contemplativa, decidieron salir para poder hacer esta visita a doña Sofía.
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