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Fernando en una de las máquinas donde repara zapatos. C.MORENO
Fernando Márquez | Zapatero

«Se repara más porque la vida está más cara y por responsabilidad»

M.I.H

BADAJOZ.

Lunes, 22 de julio 2024, 07:31

La juventud de Fernando Márquez le hace ser más positivo, y a sus 32 años, este joven ha pasado de trabajar en una gran ... superficie a abrir su propio taller de reparación de calzado, un oficio con el que está encantado y en el que le gustaría jubilarse.

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«Sé que no es buen momento para el pequeño comercio, pero el trato, la atención y la manera de trabajar que se da desde aquí no lo podía tener en mi anterior trabajo», explica.

La carta de despido que recibió al pedir una reducción de jornada fue lo que le hizo hacerse autónomo para ponerse al frente de este negocio, ubicado en la calle Santo Domingo, que cerraba al jubilarse su anterior dueño.

Para competir desde un negocio tradicional contra las grandes plataformas e Internet Fernando se basta con la profesionalidad. «Doy un servicio que no se da en tiendas convencionales y menos en la web, por eso intento sacar todo mi trabajo al día», relata.

Esto es posible gracias a que Márquez se organiza su jornada laboral en función del trabajo que tiene pendiente, y se adapta a las necesidades y gustos del cliente.

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Pese a que su profesión está al borde de la extinción, Fernando percibe que cada vez son más las personas que buscan reutilizar prendas o productos.

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«No sé si es porque la vida está más cara que hace unos años, o que verdaderamente hay más responsabilidad a la hora de consumir. Si reparas, no compras y no hacen falta pieles extras», subraya el zapatero.

Más allá del calzado Fernando también afila tijeras, cuchillos, hace duplicado de llaves. sustitución de pilas en llaves de coches, garajes y portales. «Mi intención es ampliar el mercado y ofrecer cada vez más cosas para abrir el abanico de clientes».

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Copias de llaves y reparación de calzados son los trabajos que más realiza.

El precio de la reparación tiene un precio base, y en función de lo que requiera. De manera que el precio mínimo por coser una piel son seis euros, si va pegada cobra 5,50 euros. «Esto es el mínimo, y se incrementa en función de lo que necesite, porque las pieles hay que cuidarlas y nutrirlas», relata.

Pese a que asegura que su negocio funciona bien, reconoce que su sector está muriendo. «Cada vez hay menos zapaterías, y más personas que compran calzado en Internet de baja calidad. Así, zapatero que se jubila es sinónimo de zapatería que se cierra. Pero de esto se puede vivir».

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