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Miriam f. rua
Badajoz
Lunes, 4 de enero 2021
Lo de la magia de la Navidad puede resultar tópico e incluso cursi, pero los que ayer vieron a los Reyes Magos llegando al Materno Infantil pudieron sentirla. Sus Majestades, aunque sin contacto, hicieron sentir a quienes están viviendo las navidades en la habitación de un hospital que, con la ilusión, no hay pandemia que pueda.
Melchor, con la ayuda de los Bomberos de Badajoz, se subió en la cesta del camión autoescala y ascendió 25 metros de altura para ponerse enfrente de las ventanas de las habitaciones del Materno Infantil. De la cesta desplegaron una enorme pancarta azul en la que podía leerse: «Tú eres mi héroe. Todos movidos por un mismo corazón». Tras los cristales, los niños ingresados en la planta de Oncohematología, mujeres que acababan de dar a luz y personal sanitario le saludaban y pedían sus deseos.
Detrás de una de esas ventanas estaba Alejandra Hernández. Ayer por la mañana acudía con su madre al hospital como hace cada quince días desde que en marzo de 2019 le diagnosticaron leucemia. Para esas revisiones tienen que hacer los 120 kilómetros que separan su pueblo, Herrera de Alcántara (Cáceres), de Badajoz.
La sorpresa ayer fue que una enfermera entró en su habitación minutos antes de las doce de la mañana para decirle que se asomara a la ventana. «He visto a Melchor, Gaspar y Baltasar. Les he dicho que mañana –por hoy– me voy a acostar muy temprano para que puedan venir a dejarme los regalos. Me han preguntado si he sido buena y cómo me he portado, bien, espero que me traigan los regalos que he pedido».
Alejandra tiene 8 años y en la carta que le ha escrito a sus Majestades viene una cuna y un cambiador. En la carta de su madre hay otro deseo: «Les he pedido que mi hija salga adelante», confiesa emocionada tras ver cómo los Reyes habían conseguido que se olvidara de que estaban en el hospital.
Ella es una de los 18 niños de Oncohematología que están o han tenido que pasar por el hospital durante estas navidades. Por ellos, la Asociación Oncológica Extremeña organizó esta iniciativa. «Llevamos desde marzo sin poder hacer actividades presenciales con los niños, pero llegado un momento tan especial como los Reyes, pensamos que pudieran verlos aunque fuera a través de la ventana», explica María Engracia Manzanedo, educadora social de la asociación. «Los bomberos –prosigue– no dudaron ni un instante cuando se lo propuse y creo que hoy ha sido un día mágico para los niños, para los padres y para todos los ciudadanos que estaban aquí».
Para los niños ingresados aún hay una sorpresa más. Sus Majestades les han grabado un vídeo personalizado a cada uno de ellos, confirmándoles que sus regalos les llegarán la próxima madrugada. «Es un aporte súper importante para su proceso de enfermedad y sobre todo, hemos conseguido que puedan desconectar durante un instante del lugar en el que se encuentran», añade Manzanedo.
Abajo, a las puertas del Materno, Gaspar y Baltasar escucharon a su vez a los niños que a esa hora salían del hospital o a los que estaban paseando por la zona y de repente se encontraron con la sorpresa de ver a sus Majestades. «Yo pensaba que no veríamos a los Reyes este años», le decía una madre a sus dos hijos. «¡Qué vivan los Reyes Magos!», les gritó un señor mayor que hizo una parada en su paseo.
También enfermeras y matronas se asomaron a la puerta con ganas de sentir emoción. Ángela, una de las matronas del Materno, le hizo una videollamada a su hijo para que viera a sus Majestades y radiarle todo lo que ella estaba viendo en directo. «Mira Miguel Gabriel, Melchor es el encargado de llevarle a los niños malitos mucha ilusión y mucha salud, que la necesitan», le explicaba mientras enfocaba con su móvil cómo subía el rey de barba blanca con la autoescala.
Sus Majestades recibieron aplausos por su gesto, pero antes de irse de nuevo en el vehículo de Protección Civil que les sirvió de transporte, fueron ellos los que mirando al personal sanitario que estaba en la puerta pidieron un aplauso para ellos.
Detrás de Melchor y Gaspar estaban los bomberos Tomás García Gil y Javier Sánchez Dorado, respectivamente, y a Baltasar el daba vida Juanma González, el bibliotecario de Barcarrota. «La experiencia ha sido maravillosa. Hemos encontrado muchas caras de ilusión y de esperanza. Nos hemos lanzado muchos besos y con sus sonrisas nos han hecho entender lo que estaban sintiendo», comentaba Melchor justo después de apearse de la autoescala. Reconocía la suerte que había tenido de ser él quien subiera a la cesta y poder ver las caras de los niños de cerca. Su visita fue la confirmación de que los Reyes Magos ya están en Badajoz.
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