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La primera procesión prevista en la Semana Santa de Badajoz de 2025, la primera que iba a estrenar el título de Fiesta de Interés Turístico Internacional, no pudo salir a la calle por culpa de la lluvia y se quedó en el templo, que estuvo lleno de fieles que aguantaron con ilusión hasta el último momento, un optimismo que se tornó en tristeza, alguna lágrima derramada y luego devoción cuando la Virgen procesionó en el interior del centro con letanías y música de fondo.
La previsión meteorológica era un desastre, aunque concedía una oportunidad si todo se retrasaba una hora aproximadamente. Y eso fue lo que decidió este sábado la Hermandad de Jesús Obrero y Dulce Nombre de María, fundada en 2014 y que es la primera en Badajoz en ensalzar la Semana Santa, en este caso desde el Cerro de Reyes, que es donde procesiona esta cofradía que no está incluida en la carrera oficial.
Este sábado la hora prevista de salida era las siete de la tarde, justo cuando una tormenta dejaba un aguacero en la ciudad que quitaba las ganas de salir a la calle a cualquiera. Sin embargo, su hermando mayor, Florencio Rodríguez, sabía que a partir de las ocho las nubes podían dejar un claro. Y si no fuera así ya estaba acordado que el paso de la Virgen lo hubieran venerado dentro de la parroquia Jesús Obrero honrándola la banda de música Guzmán Ricis de Barcarrota, que iba a tocar varias marchas dentro o fuera, según las circunstancias. Y tuvo que ser dentro. Aunque el recorrido por el exterior ya se había decidido acortarlo y el paso con la Virgen apenas se iba a alejar unos doscientos metros de la parroquia, al final la decisión más sensata fue no salir. «Con la meteorología no podemos y la hermandad y su junta de gobierno tomó la decisión de esperar una hora más, pero volvió a tronar decidimos quedarnos dentro, aunque hemos movido el paso para que los costaleros disfrutaran», explicó Florencio Rodríguez al término
Para este 2025 la hermandad ha estrenado un llamador que homenajea a las víctimas de la riada de 1997 que asoló el Cerro de Reyes, una saya bordada realizada con un traje donado por el torero Juan Ángel Corbacho de cuya confección se han encargado José Luis Gómez y Joaquín Sancha, y una candelería que por primera vez permite iluminar con velas –50– a la virgen, uno de los dos pasos de esta hermandad que organiza el Via Crucis del Viernes Santo y en septiembre saca el paso de Jesús Obrero.
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