Emocionante broche final en Badajoz con el Resucitado y la Aurora bajo el sol

Y ayudaron. El itinerario se acortó y los pasos, el Cristo Resucitado y su madre la Virgen de la Aurora, con manto blanco, salieron de San Agustín hacia la plazuela de la Soledad. El plan era darle la vuelta a la manzana bajando por la calle Duque de San Germán, revirando por José Terrón y al doblar la última esquina subir de regreso al templo. No había mucho tiempo que perder, pero en este trayecto con las nubes amenazando hubo unos minutos para la pausa. Fue uno de los momentos más emocionantes, cuando los costaleros pararon a Jesucristo Resucitado frente al convento de San Ana, que tenía abierto su portón trasero y donde las monjas aguardaban el paso de la procesión.

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Al Cristo lo ha acompañado la banda de cornetas y tambores del Resucitado y a la Virgen de la Aurora la Banda Municipal de Talavera la Real. Al primero lo portaba una cuadrilla de 45 costaleros, siendo el último año que estaba previsto que procesionara esta talla. A la virgen la han llevado hasta tres cuadrillas que se iban relevando, la mayoría costaleras que habían sido alumnas del colegio Sagrada Familia, muy vinculado a esta procesión.

El público ha seguido con devoción todo el recorrido y tanto a la salida como a la entrada la Plaza de San Agustín estaba abarrotada. En varios momentos se escucharon saetas y especialmente aplaudidos fueron los momentos de salida y entrada del templo, ya que las escalinatas que dan acceso son especialmente complicadas de sortear.

Pero si hubo un momento esperado por todos ese ha sido el encuentro de Jesús Resucitado con su madre. Normalmente esta imagen se produce cada año en la Plaza de España durante la carrera oficial, o sea, a las puertas de la Catedral. Esta vez, debido a la versión acortada del recorrido, se anunció que se haría por primera vez en el patio de entrada de la Iglesia de San Agustín. Y así ha ocurrido al filo de las dos de la tarde con la música de fondo y el público agolpado alrededor, que de este modo ha despedido con buen sabor de boca la Semana Santa pacense, que a partir del miércoles tuvo que suspender prácticamente todas sus procesiones por culpa de la lluvia, que ayer al fin dio una tregua.