Gonzalo Albarrán sostiene dos tortugas de Florida. CASIMIRO MORENO
BADAJOZ

No toquen las tortugas del río Guadiana

Las tortugas de Florida, que son especie invasora, salen estos días a poner huevos y hay quien tiene la tentación de llevárselas, pero no son tan dulces como parecen

Rocío Romero

Badajoz

Lunes, 23 de mayo 2022, 07:08

No se las lleve a casa, no las lance al río y no las toque. Las tortugas de Florida campan a sus anchas por las márgenes del río Guadiana en primavera. Algunas superan los jardines y terminan atropelladas en las rotondas, otras pegan algún ... mordisco a quien las coge y todas buscan poner huevos en algún lugar blandito después de haber escarbado un agujero.

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Muchos de estos ejemplares de 'Trachemys scripta' estuvieron hace 15 ó 20 años en las terrazas de los pisos. Son aquellas pequeñitas que se popularizaron en los 80 como mascota y han sido durante décadas la alternativa a los perros. Muchas familias se desesperaron cuando las veían ganar peso sin parar, cumplir años y crecer. Por eso las lanzaron al río. Ahora estos animales que pueden llegar a pesar tres kilos, vivir 40 años y medir 30 centímetros amenazan el ecosistema de los galápagos autóctonos: el leproso y el europeo. Desde 2013 no se consideran mascotas y su tenencia está prohibida, explica Gonzalo Albarrán.

A través de su oenegé centro de recogida, protección y bienestar de fauna exótica, Rexcate, Gonzalo Albarrán ayuda a los pacenses que no saben qué hacer cuando se las encuentran.

Recogiendo tortugas del río. HOY

Lleva días recibiendo llamadas y en solo una semana ha recogido una decena. Sabe por experiencia que hasta julio sumará un centenar de avisos.

Gonzalo Albarrán las mantiene en sus instalaciones de Mucho Bicho hasta que el centro de recuperación de fauna Los Hornos en Sierra de Fuentes, de la Junta, o el hospital de fauna salvaje Amus puede acercarse a por ellas.

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Allí las sacrifican porque es la única manera de reducir la presencia de esta especie invasora.

Estos animales son aquellas pequeñitas que se popularizaron en los 80 como alternativa a los perros en casa

Este galápago de origen americano compite con los autóctonos. Todos son carnívoros, buscan los mismos sitios para poner huevos y les gusta solearse en las mismas zonas.

La diferencia es que la tortuga de Florida es más agresiva que los galápagos leproso y europeo. Suele ganarles en cualquier lucha. De hecho, es una de las cien especies más invasoras del mundo. «Son también más osadas y no les dan miedo las personas». Por eso es más fácil cruzárselas en un paseo por los parques del río. Estos días es muy frecuente ver a pacenses observándolas en el césped, ciclistas parados para no interrumpir su camino o corredores probando su ritmo comparándose con el lento caminar de estos reptiles.

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Gonzalo Albarrán asegura que «en Badajoz hay más población de tortugas que de galápagos autóctonos». Dice sin dudar que si estos días ve un caparazón moviéndose entre los jardines, «el perfil es el de una hembra de entre 15 y 20 años que está hasta arriba de huevos. Pueden llegar a tener 20. Estos días de sol salen a buscar zonas para escarbar para sus puestas. Hacen agujeros y repiten hasta tres veces por temporada». Pueden tener unas 40 crías al año, lo que extiende la plaga.

Si alguien duda del tipo de reptil que tiene delante, debe fijarse en las diferencias. Las tortugas de Florida «presentan manchas amarillas en el caparazón y en la oreja tienen una gran mancha amarilla o roja». Si se les da la vuelta y se mira el abdomen, se pueden ver más manchas que las que suelen tener los galápagos.

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Potencialmente peligrosas

Gonzalo Albarrán incide en que no se deben tocar. «Son animales potencialmente peligrosos. No son tortugas acostumbradas a estar en casa, llevan años en la naturaleza y están asilvestradas. Llegan a morder, que es su primera defensa. Aunque no tengan dientes, tienen un pico como una tijera y garras para desmenuzar el pescado».

Su destino son los centros autorizados de Hornos y Amus, donde las entrega Rexcate

Hace solo unos días, recogió un ejemplar en el club de piragüismo tras una llamada. Unos chavales cogieron una tortuga y uno de ellos se llevó un mordisco que le quitó «la yema completa de un dedo».

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Aunque parezcan adorables, son animales «con mucha fuerza y rápidas a la hora de defenderse».

El consejo de no tocarlas que da Gonzalo Albarrán incluye el de no lanzarlas al río de nuevo. No están desorientadas, han salido buscando el sol.

«Si se ve una especie invasora hay que notificar su presencia para evitar que vuelvan al entorno. Hay que retirarlas de la naturaleza, nunca soltarlas al río».

Las tortugas nadan y andan por todos lados. Pero Albarrán suele recibir llamadas del entorno del club de piragüismo, junto a los puentes que unen la ciudad, desde el parque que existe a los pies el edificio Torre Siglo XXI y cerca del azud.

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Como buscan el sol y el calor, a veces saltan a las avenidas y terminan provocando accidentes. «Son tan bajas que los conductores no las ven». Por eso algunas presentan daños en los caparazones, aunque son animales duros y siguen adelante sin demasiados problemas.

A esos choques se unen los enfrentamientos propios de la naturaleza y los depredadores, lo que añade otras heridas porque además suelen tener ya una edad.

Aunque no sean buenas para el Guadiana, Gonzalo Albarrán pide no dañarlas. En julio del año pasado recibió un aviso de un ciudadano que había visto a otro meter a una de estas tortugas en una bolsa de plástico y tirarla en una papelera del parque del río. Tras buscarla, la encontró. «Sabemos que son invasoras y su futuro es el sacrificio, pero son seres vivos y hay que darles el mayor bienestar. Son animales y si son invasoras es por culpa del hombre», zanja.

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¿Dónde llamar?

  • Equipo de control de la Junta. 645480960/924488232

  • Amus. 924124051

  • Rexcate. 622239875

  • Centro Los Hornos. 927200170

Prohibido tenerlas, criarlas y vender estos ejemplares

«Tener este animal de mascota, venderlo, criarlo o cederlo está totalmente prohibido y se considera un delito de tráfico de especies. Si nos encontramos este animal, hay que llamar a Amus o a a la Junta», indica Gonzalo Albarrán, de Rexcate. Además, la Junta dispone de un equipo de control de esta especie.

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