Una treintena de personas duerme a la intemperie en Badajoz

La pasada noche la temperatura bajó hasta los seis grados centígrados en Badajoz. Fue la menos fría de la semana. Las anteriores el termómetro marcó poco más de tres grados. En esas condiciones hay 30 personas que cada noche duermen en la calle.

La mayoría de ellos rechaza acudir a los recursos que hay para dormir a cubierto. Aunque quisieran, no sería fácil porque el albergue de la calle Bravo Murillo y el Centro Hermano, en Huerta Rosales, están casi al límite de su capacidad.

La treintena de sintecho que pernoctan al raso están atendidos por la unidad de emergencia social de Cruz Roja. María Gómez, responsable de este área, explica que tienen clara la cifra porque hacen un seguimiento. Los voluntarios visitan a estas personas dos veces por semana, los lunes y los jueves.

En sus visitas les llevan comida caliente, por ejemplo caldo. También prendas de abrigo o sacos de dormir que les han donado. «Pero de lo que se trata es de humanizar su situación, de hablar un rato con ellos, saber cómo están e incluso hablarles de los recursos que hay para salir de la calle si los encuentran motivados», explica Gómez.

La responsable de esta unidad de emergencia social detalla que muchas de estas personas sufren trastornos mentales o adicciones y no quieren acudir a los albergues. Los voluntarios se ocupan de que tengan un seguimiento.

Actualmente Cruz Roja cuenta con 18 voluntarios que realizan las salidas por turnos. Están estudiando incorporar un tercer día de visita cada semana dadas las bajas temperaturas de estos días.

Una vez que piden ayuda, las personas sin hogar tiene varias opciones. La más inmediata es el albergue que hay en la calle Bravo Murillo. Está gestionado por Cáritas y cuenta con 26 plazas. Vicente González, director voluntario del Área de Inclusión Social de Cáritas Badajoz, detalla que suele estar al 95% de ocupación. En caso de recibir más demanda, pueden usar las habitaciones que tienen reservadas para posibles positivos por covid. «El año pasado el Ayuntamiento también pagó el hostal a algunas personas durante la ola de frío», añade.

El albergue de Bravo Murillo acepta a cualquiera que lo necesite. Solo deben evitar los conflictos y no consumir drogas en el interior. Cáritas también cuenta con el Centro Hermano, un recurso más especializado que pretenden que las personas se recuperen y salgan de la calle. También roza el lleno con 23 de sus 25 plazas ocupadas.

Otra herramienta son los pisos para que estas personas vayan normalizando su situación. González destacan que son un éxito y que han logrado muchos avances. «A veces hasta hemos logrado que se vacíe una vivienda porque se han buscado su propia casa de alquiler entre ellos», explica y matiza que en este punto las ayudas al alquiler de la Junta de Extremadura han sido un gran recurso.

Tanto Cruz Roja como Cáritas coinciden en que las plazas residenciales son insuficientes en Badajoz. La solución, explica Vicente González, no debe ser ampliar las vacantes del refugio de Bravo Murillo, porque sería demasiado grande. Piden un segundo albergue independiente.

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