Vecina de las Moreras: «He perdido todas las cositas de mi vida y no tengo seguro de hogar»

Otras hijas y sobrinas enseñan los daños en la vivienda. «El horno comenzó a echar chispas, la nevera no funciona, han entrado las cucarachas de la calle y todo está mojado». Abren las puertas de los dormitorios, con camas y ropas estropeadas. E Isabel apenas puede articular palabra.

El agua les ha entrado de la calle, pero también rezumaba de los usillos del patio trasero. La intensa lluvia caída en Badajoz a mediodía de esta tarde, en un corto periodo de tiempo, ha hecho que se formaran balsas y que el agua dejara estampas alarmantes. Pero, especialmente, en esta barriada de viviendas humildes ubicadas entre el parque del río y la urbanización Jardines del Guadiana.

La peor parte se la ha llevado el número 4 de Fermín Barba. Esta casa tiene dos accesos. El principal se ubica en esta calle, pero la entrada de la cochera está en la calle camino de Madre Vieja. Para entrar por la puerta principal hay que bajar un escalón. Por el otro lado, también hay pendiente. Nunca, dice María del Carmen Román, ha sufrido unas inundaciones iguales. La lluvia entra cuando cae, pero «tan fuerte como hoy, no». En 25 años, este jueves han vivido el peor día.

Otras veces ha tenido una cuarta de agua. «Hoy el agua nos ha llegado a la encimera de la cocina». Sergio enseña la casa ayudado por una linterna, dado que se han quedado sin luz. El agua ha arrancado la puerta que comunica el salón con la cocina. En la sala de estar todo está mojado: sofás, sillones, mesas, librerías. Abre los cajones del congelador y la comida flota. La nevera apagada, los mueble estropeados.

En la cochera, el agua ha llegado a los faros de los dos vehículos que tienen y se ha colado en ambos. No saben si podrán arrancarlos. El suelo, por todos lados, lleno de agua. Un camión del Ayuntamiento ha ayudado a sacarla.

Pasarán la noche en la planta superior, donde están los dormitorios. Pero saben que les queda mucho por limpiar, reparar y cambiar hasta recuperar la normalidad. Vitrocerámica, nevera, congelador... todo está apagado y, temen, estropeado.

En esta calle se habla de la necesidad de que el Ayuntamiento mejore las tareas de limpieza de imbornales y alcantarillas para que el agua corra. «Con tanta agua y en tan poco tiempo, el agua no traga».

En la puerta de su casa en la acera de enfrente a la de Carmen, Nerea señala que antes pasaba un canal por su casa. Es la explicación que da a que las paredes filtraran. «Todo ha entrado por una esquina». «Como las alcantarillas estaban llenas, al llover se han creado balsas. Los coches han pasado y el agua iba entrando con cada ola», señala.

El ropero y los muebles de la salita, todos llenos de agua, están afectados. Han recogido lo que han podido, pero aún así no podían parar la que entraba.