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El intento de agresión a una educadora social del menor implicado en la muerte de Belén Cortés es impactante por la relación de un ... chico de 15 años con dos incidentes violentos en solo unos días, pero los trabajadores del Marcelo Nessi aseguran que este tipo de incidentes son muy comunes en el centro de cumplimiento de medias judiciales.
Miguel Ángel González es vigilante de seguridad en el Marcelo Nessi y delegado del sindicato USO. Asegura que hay incidentes violentos «a diario» y que en ocasiones se ven «desbordados» por la agresividad de los menores y la escasez de personal. De hecho asegura que hace unos días tuvieron que llamar a la policía para pedir ayuda «aunque al final les llamamos para que no vinieran, pero hay momentos muy delicados».
«Si yo estoy solo en un módulo con ocho menores y hay una agresión entre ellos o contra una educadora, puede pasar que pida refuerzos y no los haya», asegura este profesional que remarca que han pedido dos efectivos más en los turnos de día y uno más en el de noche.
González afirma que la situación ha empeorado en el centro en los últimos cinco años y una de las causas es que los menores se sienten impunes porque no se les aplican sanciones. Antes, explica este operario de seguridad, podían usar los amarres a la cama para inmovilizar a los menores en un momento de agresividad, pero en la actualidad está prohibido. Otro método son los grilletes, pero solo pueden usarlo excepcionalmente. «Y tenemos que quitárselo a los cinco minutos aunque siga estando agresivo».
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«Ocurre que un menor intenta agredir a alguien, se le lleva a otro módulo como castigo, pero una hora después está viendo la televisión con los demás», asegura Miguel Ángel González.
Algunos de los episodios violentos han sido especialmente graves y hay trabajadores del Marcelo Nessi afectados. «Tenemos compañeros a los que se les ha adaptado el puesto y con o seis que están de baja por motivos psicológicos», se lamenta el representante sindical.
González advierte que la situación es peligrosa para los educadores sociales y también para los vigilantes de seguridad, «antes nos tenían más respeto, solo al vernos, ahora somos otro objetivo de agresión». También denuncia que están en peligro otros menores a los que pueden agredir sus propios compañeros.
Como solución, más allá de una revisión de la Ley del Menor, estos profesionales piden un nuevo protocolo de actuación en el centro que permita las sanciones a los internos. También aumentar la plantilla tanto de seguridad como de cuidadores, aumentar el pago del plus de peligrosidad para conseguir mejores profesionales y mejorar la formación de los mismos.
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