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Las Vírgenes de Badajoz se visten de hebreas por la Cuaresma
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Rito importado ·
Todas las dolorosas, menos la Patrona, se despojan del lujo antes de la Semana Santa siguiendo una costumbre sevillanaNadie sabe muy bien en qué año exactamente llegó a Badajoz la tradición sevillana de despojar del lujo a la Virgen durante la Cuaresma, pero a día de hoy, todas las dolorosas de la ciudad, salvo la Patrona, amanecen a partir del miércoles de Ceniza vestidas de hebrea, el apelativo que recibe un atuendo que, por su sencillez, simboliza la espiritualidad del tiempo previo a la Semana Santa.
Las tallas de las vírgenes sin bordados, encajes, joyas ni coronas ofrece una visión de las dolorosas muy singular, alejada de la imagen de reinas que exhiben cuando van bajo palio, que bien vale un ruta por los templos.
Este rito se ha ido extendiendo poco a poco entre las hermandades y cofradías de la ciudad, hasta el punto de que ahora mismo pueden verse a todas las tallas marianas que procesionan en Badajoz ataviadas con sayas, mantos y fajines que recrean la imagen idílica de la mujer hebrea de hace 2000 años.
Desde la Palma en San Roque a la Misericordia de San Fernando, pasando por la Virgen de los Dolores de la Oración en el Huerto, la Amargura de las Descalzas, la Esperanza de San Andrés, el Mayor Dolor de Santo Domingo, la Consolación de la Vera Cruz, las Lágrimas del Santo Entierro y la Aurora del Resucitado. Todas ellas estarán hasta que se preparen para volver a hacer su estación de penitencia en la calle, vestidas de hebreas en sus templos.
Solo hay una excepción, la de la Patrona, que nunca en su historia ha pasado una Cuaresma vestida de hebrea. «No ha sido una tradición en nuestra hermandad vestirla de hebrea y la actual Junta de Gobierno tampoco ha considerado hacerlo. Nuestra Virgen se identifica más con el negro», explica su hermano mayor, José María Blanco, quien recuerda que desde hace dos años, la Soledad guarda riguroso luto en señal de los fallecidos y los enfermos de la pandemia.
El rito de vestir a las dolorosas de hebreas en Cuaresma, explica José Antonio Expósito, miembro de la Junta de Gobierno de la Hermandad del Resucitado, comenzó en la Sevilla de inicios del pasado siglo. «Es fruto del ingenio artístico de Juan Manuel Rodríguez Ojeda, bordador y diseñador, que influyó mucho en las cofradías sevillanas y especialmente en la Hermandad de la Macarena. Sin embargo –prosigue– no fue esta la primera Virgen que se vistió de hebrea, sino la de la Hermandad sevillana de la Hiniesta en 1925».
El significado que tiene este cambio de atuendo en las tallas marianas tiene que ver con la propia liturgia de la Cuaresma, un tiempo –ilustra Expósito– «que invita a la espiritualidad a través de la sencillez, no se trata de mostrar tristeza sino profundidad religiosa».
Sin embargo, su significado original tuvo más que ver con la escasez de ajuar que tenían las vírgenes a principios de siglo, aunque posteriormente se haya instaurado como parte de la escenificación en los templos de la liturgia de los cuarenta días previos al Domingo de Ramos.
Esta tradición sevillana llega a Badajoz de forma tardía. Expósito localiza las primeras vírgenes hebreas por la Cuaresma en los 90, pero de forma excepcional, no como ahora que se ha asentado en todas las hermandades. Una costumbre que Juan Manuel Expósito, bordador y artista cofrade pacense, valora como una forma de potenciar el culto a la Virgen.
El atuendo de hebrea tiene sus códigos, que tiene un denominador común: el empleo de telas sencillas sin encajes ni bordados ni exhibición de joyas, si bien después se producen pequeñas variaciones a la hora de vestir a las imágenes. Lo describe Expósito: «Se usan sayas lisas que suelen ser de terciopelo granate, el manto normalmente es de raso azul oscuro con el forro en blanco y el rostrillo suele hacerse con pliegues y con telas como el lino o el tul».
Hay además dos elementos característicos de la vestimenta: el fajín de rayas ciñendo la saya y en lugar de la corona o diadema, un aro con doce estrellas como símbolo de la divinidad. «Esto viene del libro del Apocalipsis en el que San Juan dice que la Virgen volverá a la tierra con la luna bajo sus pies y con una corona de doce estrellas, que es un número muy simbólico en la tradición judeocristiana», detalla Expósito.
A partir de ahí, en cada hermandad incluyen sus propios símbolos. Muchas de las dolorosas pacenses llevan en sus manos un rosario, un pañuelo y una corona de espinas. Así puede verse a las Lágrimas, la Palma, la Virgen de los Dolores, la Esperanza, la Misericordia, la Consolación o la Aurora.
Otras imágenes aparecen también con el símbolo mariano del corazón en el pecho atravesado por un puñal como el Mayor Dolor o la Lágrima. Y hay licencias como la de la Aurora, que lleva dorado en los puños por ser la única virgen de gloria de la Semana Santa o la Misericordia de San Fernando cuya hermandad no tiene costumbre de vestirla de hebrea, pero sí hace guiños a este atuendo en su fajín o con la corona, cuando la visten para los triduos.
Esta es la antesala austera de la Semana de Pasión, donde las hermandades pacenses visten de reina a sus dolorosas sacando de su ajuar los mejores bordados, blondas, encajes y joyas para sacarlas bajo palio.
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Lucía Palacios | Madrid
María Díaz y Álex Sánchez
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