El traslado de los trabajadores se hará en las próximas semanas. Los responsables de la compañía Vítaly, fruto de la fusión de Preving y Cualtis ... , espera en el mes de mayo su nuevo edificio en la ciudad de Badajoz se llene de vida y de actividad. En definitiva, de personas.
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Esa, ‘personas’, fue una de las palabras más utilizadas en la inauguración de las instalaciones donde la empresa extremeña ubicará su sede principal. «Poner a las personas en el centro», marcó Andrés López, CEO de Vítaly, como objetivo de la compañía a la hora de construir un nuevo centro de trabajo. En la misma línea, Daniel Jiménez, socio junto a Jaime Olivera de DJO Arquitectos, el gabinete responsable del diseño del edificio insistió –citando a Bruno Taut– en la idea de que son las personas las que hacen relevantes los espacios.
Son muchos los espacios que los trabajadores de Vítaly tendrán a su disposición. La sede, además de oficinas con capacidad para 400 personas –aunque de momento se instalarán en ellas los 260 empleados que la compañía tiene en Badajoz–, dispone de cafetería, zonas de descanso, salas de lactancia, gimnasio, piscina climatizada o pista de pádel. «Pensé que venía a la inauguración de un edificio de oficinas y resulta que vamos a inaugurar también un gimnasio, una piscina…», bromeó Guillermo Fernández Vara, presidente de la Junta de Extremadura, antes de iniciar el recorrido por las instalaciones.
En total, 8.000 metros cuadrados construidos y 10.000 de espacios vacíos con zonas ajardinadas en los que la empresa ha invertido más de doce millones de euros. La nueva sede, en la que también se instalará la Fundación Ubuntu, se levanta en Cuartón Cortijo, en las traseras de la facultad de Medicina. «Es una zona de la ciudad con mucho futuro», afirmó López, que fue el encargado de guiar a los asistentes en el recorrido por la sede y de señalar las características de los inmuebles que la componen.
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En esa visita estuvieron acompañados por el sonido del agua de una fuente ubicada en el jardín interior. Un detalle que ahonda en la idea de los arquitectos de unir en el edificio lo natural y lo artificial.
Además de López y de Jiménez y Olivera, de DJO Arquitectos, Jesús Nieto y José Rey, socios fundadores del grupo, pasearon junto a los representantes políticos del Ayuntamiento de Badajoz y de la Junta de Extremadura que se acercaron a compartir la jornada con los responsables de Vítaly. Entre ellos, Ignacio Gragera, alcalde de Badajoz; así como otros miembros de la Corporación municipal, como el portavoz del grupo municipal socialista, Ricardo Cabezas; María Guardiola, presidenta del Partido Popular en Extremadura, o Fernando Baselga, coordinador regional de Ciudadanos.
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También acudió al acto Celso Morga, arzobispo de Badajoz, que bendijo el inmueble.
Las instalaciones también cuentan con un apartahotel con 18 habitaciones, pensado para los trabajadores de la empresa en otros puntos de España que se tengan que desplazar a Badajoz. Y es que Vítaly está presente en 52 provincias y emplea a unas 4.000 personas.
En la actualidad, esta compañía del sector de la salud laboral, dispone de 300 centros propios y negocio en Latinoamérica. «Tenemos 137.000 empresas como clientes y protegemos a dos millones y medio de personas», manifestó el CEO de una empresa que suma una facturación anual de 240 millones de euros.
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Una gran pérgola fotovoltaica, como la definió el arquitecto Daniel Jiménez, se ubica en el espacio abierto del interior de la sede que Vítaly inauguró ayer en Badajoz. «Un edificio sostenible y casi autónomo», indicó la directora general de Personas de la empresa extremeña.
En conjunto, las nuevas instalaciones de Vítaly están dotadas con 790 paneles solares que suman 356 kilovatios (kW) de potencia instalada. «Produce más energía que la que consume», aseguró Jiménez.
La sede está construida siguiendo los estándares ‘passivhaus’, lo que también posibilita un importante ahorro de energía. La construcción se ha hecho siguiendo las normas de sostenibilidad medioambiental. «Es un edificio cero emisiones», expuso Jiménez, que hizo hincapié en el concepto ‘naturartificial’ con el que desde DJO han querido denominar su diseño.
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A esta unión de lo artificial y lo natural, de arquitectura y naturaleza, contribuyen los 4.000 metros cuadrados de jardín y la treintena de especies de plantas autóctonas que acoge. «Los jardines colaboran a la reducción de la temperatura», explicó Jiménez, que se refirió además al suelo radiante que sirve para climatizar los espacios interiores. «Con este sistema no es necesario calentar el agua a más de 25 grados y favorece el confort», según el arquitecto.
El concurso convocado por la empresa –entonces Preving– para el diseño de su nueva sede se resolvió hace tres años. DJO Arquitectos presentó la idea que resultó ganadora.
La previsión inicial era que las obras hubieran terminado en 2022. Sin embargo, la pandemia conllevó que los tiempos que alargaran y también que el coste final, debido en parte al incremento de precios de los materiales de construcción, haya superado el presupuesto inicial de diez millones de euros. Al final ha sido algo más de doce millones. «No es algo extraño, todos sabemos lo que pasa cuando hacemos una obra en casa», le restó importancia Mateos.
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