Fachada de la droguería de Castel, en los soportales.

Cierra el último clásico de la Plaza Mayor

La centenaria droguería de Castel se despide de la Plaza, un recinto casi monopolizado por la hostelería

MARÍA JOSÉ TORREJÓN

Jueves, 20 de marzo 2014, 12:56

El comercio tradicional de la Plaza Mayor está en vías de extinción. Este mes echará el cierre el último clásico de este sector vinculado a un recinto donde la hostelería ha ido ganando terreno. La droguería de Castel, que en 1999 recibió el reconocimiento de la Cámara de Comercio con motivo de su centenario, se despide de su clientela de toda la vida.

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Esta decisión dejará sin trabajo a los dos empleados del local, que permanecerán tras el mostrador hasta el próximo sábado, día 22. La medida no afecta al otro establecimiento que la firma tiene en la ciudad, situado en la avenida de España, ni a la farmacia homónima ubicada junto a la droguería de la Plaza. Aunque en sus orígenes tenían el mismo propietario, la farmacia fue traspasada a finales de los años noventa. No obstante, y pesar de tener en la actualidad otro dueño, conserva su nombre original.

La droguería y perfumería de Castel ha sido durante décadas un referente para los vecinos residentes en el casco viejo de la capital. Su fundador fue Joaquín Castel Gabás (1854-1913), un farmacéutico procedente de Huesca que llegó a la ciudad de la mano de su tío, José Gabás, sacerdote y administrador de la casa del Marqués de Ovando.

«Era un hombre de iniciativas y estableció en la localidad la primera fábrica de bebidas gaseosas, haciendo de su farmacia y droguería el principal centro de medicamentos de la capital», escribía sobre él Publio Hurtado en su publicación titulada 'Ayuntamiento y familias cacerenses', de 1918.

«Fue teniente alcalde de nuestro Ayuntamiento en 1895 y murió el 24 de mayo de 1913, dejando herederos de su acreditado establecimiento a sus sobrinos, don Joaquín y don José Sobella Castel, pues murió sin sucesión», apostilla Hurtado en su libro.

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La historia

En el Archivo Histórico Municipal se conserva más documentación sobre el fundador de la droguería. En un artículo de prensa publicado en los años setenta se asegura que se casó con Mariquita Carrasco Guerra y que instaló su farmacia en el mismo local donde la tenía previamente su suegro, Rafael Carrasco. No obstante, Joaquín Castel introdujo bastantes reformas en el negocio.

Con la desaparición de la droguería Castel, la Plaza Mayor dice adiós a sus tiendas de toda la vida, las clásicas. En los locales que ahora ocupan restaurantes y taperías hubo hace años librerías, bazares o zapaterías. Los nostálgicos añorarán los tiempos en los que la imprenta 'La Minerva', situada en la parte baja de los soportales, surtía de libros de texto a los escolares de la ciudad. Este espacio está ocupado en estos momentos por una tapería que, como homenaje al pasado del local, lleva el nombre de la imprenta.

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El bazar 'El Barato', 'Flores Corcobado', 'Galerías Madrid' o la sombrerería 'Terio' fueron otros de los negocios asociados a la Plaza Mayor. Pero, poco a poco, desaparecieron o se marcharon a otras zonas.

La última gran reforma llevada a cabo en la Plaza Mayor, finalizada en marzo del año 2011, ha motivado la llegada de nuevos negocios al recinto. Estas nuevas firmas están vinculadas al sector de la hostelería y la restauración, que han ganado el terreno al comercio tradicional.

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