M. M. N.
Jueves, 17 de abril 2014, 09:00
48 familias, 48 damnificados. «Tenemos que echar una quiniela o una Primitiva ya. No es posible tener tantas desgracias», bromeaban y ponían a mal tiempo buena cara algunos residentes. Poco después de las 10 de la mañana comenzaron a salir a toda prisa de sus casas hacia el exterior, en la calle Juan Ramón Jiménez. El Residencial Lope de Vega, el mismo en el que se hundió la fachada en febrero, el mismo cuyas deficiencias están denunciadas ante el juez, era desalojado. Esta vez la culpa era de un escape de gas.
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Los trabajos de reparación del edificio se apuntan como la causa más probable de la rotura de una conducción de propano. Así lo reconocieron fuentes policiales, que también aludieron a las dificultades para localizar la llave de paso y la señalización. Ese punto fue confirmado por los propios operarios de la constructora cuya maquinaria pudo impactar con la tubería.
El olor a gas se hizo cada vez más intenso y Policía Local y bomberos se pusieron en marcha. La primera alertó a los vecinos. Los segundos ventilaron las zonas más afectadas, bajos, garajes y huecos de los ascensores una vez que los técnicos de la empresa del gas cortaron la fuga.
Se quedó en el susto. Dos horas y media después, a mediodía, la rutina volvió a Urbanización Ronda.
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