Sergio Lorenzo
Martes, 20 de mayo 2014, 00:14
Diecinueve años por cada asesinato. Un total de 38 años es la pena de cárcel que pide la Fiscalía de Cáceres para Juan Carlos Barra Quintanilla, que dentro de unos meses se sentará en el banquillo, ante un tribunal de jurado, acusado de haber matado a sangre fría a su padre y su madre.
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La calificación de la Fiscalía, a la que ha tenido acceso el Diario HOY, indica que Juan Carlos había vuelto a vivir con sus padres, en su domicilio familiar de la calle Peñalara, 23, en la Mejostilla, después que se hubiera divorciado de su mujer con la que tenía dos hijas, y habida cuenta de que carecía de trabajo e ingresos de tipo alguno.
Su padre, Manuel Barra Galindo, era titular de una empresa familiar dedicada a fabricar bolsas de plástico, en la que trabajaban como empleados otros dos de sus hijos. Juan Carlos tenía la pretensión de que su padre le contratara y así lograr independencia económica. La acusación pública señala que el padre se negaba a ello porque en el pasado ya le había empleado y tuvo problemas, «fundamentalmente en cuanto a la falta de sumas de dinero de las ventas». El hijo estaba en tratamiento de deshabituación de consumo de cocaína en el Cedex, alternando largos periodos de abstinencia con recaídas, la última en junio de 2012.
El fiscal asegura que el negarle el trabajo determinó en Juan Carlos un fuerte resentimiento hacia sus padres. Relata que la tarde del 16 de marzo de 2013 estuvo en casa de unos vecinos y por la noche consumió en el centro cocaína y alcohol.
A las seis de la mañana, cuando ya estaba en la casa familiar en la que le habían cobijado, «decidió acabar con la vida de sus padres». Cogió una escopeta de caza y les disparó. La madre murió en el acto, pero el padre no. El fiscal dice que Juan Carlos tomó un cojín para asfixiarle, pero desistió y bajó a la primera planta de la casa, a la cocina, en donde cogió un cuchillo con 20 centímetros de hoja de largo, clavándoselo dos veces en el cuello al padre hasta que dejó de respirar.
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Luego huyó en su coche hasta Zafra, llevándose 5.600 euros, que era la recaudación de la empresa familia. Fue detenido cuatro días después, cuando sólo tenía en su poder 75 euros. Declaró que se había gastado el dinero en drogas y prostitutas.
El matrimonio tenía otros cinco hijos. La acusación pública indica que Juan Carlos también debe ser condenado a indemnizar a cada uno de sus hermanos con 200.000 euros.
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