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Plazas sin sombra

Plazas sin sombra

«Crear plazas duras, con ausencia de vegetación, está de moda; pero es un error», apunta Ángel González, arquitecto

MARÍA JOSÉ TORREJÓN

Domingo, 22 de junio 2014, 08:16

Desde la pasada Semana Santa, la Plaza de la Concepción, en el casco viejo, luce nueva imagen. La reforma, que duró tres meses y medio, no solo ha supuesto un cambio estético, sino también un cambio de modelo para este recinto castigado hasta entonces por la marginalidad. Con la creación de un parque infantil y una zona de terrazas, pocos dudan del éxito social de la iniciativa. Pero existe un pero: la ausencia de sombra donde cobijarse del sol durante el verano.

Sobre este hecho ha reparado Adenex, la asociación conservacionista que echa en falta más árboles en las plazas remodeladas recientemente, aunque está de acuerdo en que convenía intervenir en la Concepción. «para aumentar su uso vecinal». «Lo que cuestionamos es que estos cambios se hagan casi siempre a costa de las sombras, y con ello de la vegetación y el frescor», señala Antonio Díaz desde Adenex.

No solo habla de la Plaza de la Concepción, la última donde ha intervenido el Ayuntamiento, sino también de la Plaza Mayor, que estrenó su nueva cara en 2011 tras una ambiciosa remodelación. El proyecto, firmado por el arquitecto Antonino Antequera, plasmó un recinto diáfano con una pequeña zona de arena, árboles y bancos, «un espacio de sombra reducido a la mínima expresión», opina Díaz.

«Todas las intervenciones que se realizan en los espacios públicos de la ciudad parecen estar guiadas por la máxima de eliminar sombras y vegetación y aumentar las superficies enlosadas. Frente al frescor tradicional de los setos y los árboles con su sombra», lamenta Adenex, «se recurre al ensolado granítico y a la eliminación de la vegetación. En Cáceres, que padece largos e insufribles veranos, que meteorológicamente pueden empezar en mayo y terminar a finales de septiembre, eliminar sombras y vegetación solo puede considerarse un desatino. Y añadir un enlosado de granito que absorbe aún más el calor veraniego, otro desacierto».

En el caso concreto de La Concepción, a pocos se les escapa que esta plaza es ahora menos verde que antes. La reforma se ha llevado por delante los setos para dar más visibilidad al recinto y hacerlo más diáfano. La idea, según justificó en su momento el Consistorio, era acabar con esta barrera natural que favorecía la concentración de indigentes en la vía pública. También se arrancaron varios árboles porque estaban enfermos y otro se precipitó sobre la fachada del edificio del Colegio de Arquitectos durante las obras. Como contrapartida, el Ayuntamiento ha plantado otros nuevos. Lo que ocurre es que todavía son muy pequeños y se presume que la sombra tardará en llegar.

«Es evidente que si hemos perdido una plaza tradicional hemos ganado nuevas terrazas. Pero, ¿no se podía haber realizado una reforma que respetase las sombras y la refrescante vegetación?», se pregunta Antonio Díaz.

A pie calle, usuarios y empresarios de la 'nueva' Plaza de la Concepción parecen estar de acuerdo con Adenex. Rosa Rodríguez es la propietaria de 'La nueva Conce', uno de los tres bares con veladores en el recinto. «La reforma nos ha venido genial. La Plaza no tiene nada que ver, ni en la estética ni en el ambiente. Ahora está abierta y pueden venir los niños. A partir de las ocho de la tarde el parque se llena. Antes por aquí no aparecían. Pero lo que echamos de menos es más sombra de árboles. De hecho, antes había. Los nuevos tardarán mucho en crecer... Es la única pega», explica a la puerta de su establecimiento.

Ana María Verdejo se toma un refresco bajo la sombra que proporciona... una sombrilla. «La plaza ha ganado. Lo que había aquí era muy diferente a lo que hay ahora. Antes no podías venir con niños», ilustra. «Pero hace mucho calor y la verdad es que un poquito más de sombra no vendría mal», propone.

A escasos metros de la Plaza de la Concepción, en la Plaza Mayor, el biólogo Alonso Pizarro reflexiona sobre las sombras de las plazas cacereñas. «En ciudades como la nuestra, donde el verano dura ya casi seis meses, yo pienso que sí hacen falta más sombras. Lo que sucede es que luego hay muchos otros factores en juego. En la Plaza Mayor el arbolado limita la visibilidad y depende del protagonismo que se quiera dar a la Ciudad Monumental. Pero en ciudades como Cáceres la sombra es de agradecer», ilustra.

A la hora de hablar de especies, aclara que los árboles de hoja perenne tienen un crecimiento mucho más lento y que pueden pasar de 20 a 30 años hasta que proporcionen una sombra adecuada. «Pero hay otros árboles, como el plátano de sombra, que crecen rapidísimo. Lo que ocurre es que son costosos de mantener porque son caducos y esto obliga a barrer y limpiar», añade.

Luis Salgado acude a diario a la Plaza Mayor. «Me gusta fumarme un cigarrito en la zona ajardinada. Busco la sombra, pero no la hay. Yo creo que deberían haber puesto más árboles. Es mucho espacio el que tiene la Plaza», indica este jubilado. Salgado evoca desde los soportales el diseño que el recinto tuvo entre 1937 y 1970, con un jardín central y palmeras.

Una corriente arquitectónica

«Si se aumenta el número de árboles, se quita la grandiosidad de la Plaza. La Plaza, a mi juicio, ha quedado muy bien. Yo le daría la enhorabuena al arquitecto. He conocido la Plaza de muchas formas y esta es la que más me gusta. Ahora es cuando se ve en toda su grandiosidad», señala Manuel Femia, presidente del Teléfono de la Esperanza y párroco de Hinojal.

El arquitecto del actual diseño precisa que su proyecto no partió de cero. Había unas premisas claras preestablecidas. «Se nos dijo que la Plaza tenía que ser un contenedor de eventos y eso era incompatible con mucha vegetación. No se trataba de crear un jardín, ni un bulevar. No obstante, no nos resistimos y peleamos por crear un pequeño rincón con arena, bancos de madera y árboles », explica. El recinto todavía está sin recepcionar y él, recuerda, aún no ha cobrado por su proyecto. «No he recibido ni un céntimo de mis honorarios», lamenta. El asunto está en los tribunales.

Otro arquitecto con una larga trayectoria en la ciudad es Ángel González. «Crear plazas duras, con ausencia de vegetación, está un poco de moda. Pero yo creo que es un error. En mi opinión, siempre conviene combinar piedra y verde. Sobre todo, en climas como el que tenemos aquí. Sin vegetación, la Plaza queda más diáfana y ofrece una mejor perspectiva, pero se pueden combinar ambas cosas. Con la vegetación, además, se obtiene un mayor riqueza cromática», analiza González y habla, en concreto, del éxito del Paseo de Cánovas, convertido en un jardín botánico en el corazón urbano.

Además de la Plaza Mayor y la Plaza de la Concepción, también han sido reformados recientemente otros tres recintos del casco viejo. En 2009 el Ayuntamiento remodeló la Plaza de Santa Clara, la Plaza del Duque (Cuatro Esquinas) y la Plaza de la Soledad con el Plan E. En la primera no se tocó la vegetación. Solo se intervino en el pavimento. En la Plaza del Duque también se renovó el suelo y se plantó un ciprés, que no sobrevivió demasiado tiempo. Y en la Soledad se colocaron cuatro árboles, una fuente con enredadera y bancos. «Ahí sí se ha hecho una plaza vivible; es un buen ejemplo», concluyen desde Adenex.

Otros espacios de nueva creación no aprovecharon tampoco su diseño para hacer, tipo Cánovas, un lugar con sombras. Antonio Díaz cita el ejemplo del Paseo de Don Juan de Borbón, en el R-66, donde se puso una pérgola de cemento sin las típicas plantas trepadoras con lo que apenas hace sombra. «En verano, los padres con niños buscan la sombra escasa que da una de las vigas; te preguntas quién diseñó o construyó una pérgola sin plantas y sin apenas sombra», concluye el representante de Adenex.

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