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Sergio Lorenzo
Jueves, 5 de febrero 2015, 07:52
A Julián V. P. no le llegaba ayer la camisa al cuello. No se estaba quieto en el banquillo de acusados mientras escuchaba como unos y otros le acusaban, negando unas veces con la cabeza y otras llevándose una mano a la frente como para quitarse el sudor. Iba con chaqueta, quizá para dar buena impresión a los magistrados y con el calor que le estaba entrando se tuvo que quedar en camisa; los dos policías nacionales que le custodiaban le llamaron la atención cuando intentó hablar en el juicio cuando no le tocaba, levantando la mano. A su lado se encontraba el otro acusado, su amigo Paulino R. P. que estaba quieto en su asiento, intentando pasar desapercibido.
Los dos estaban ante los magistrados de la sección segunda de la Audiencia de Cáceres, acusados de haber violado a enfermas mentales.
En 2013 y 2014
El fiscal pidió 66 años y medio de cárcel para Julián. Según aseguró el acusador público no hay duda de que durante el año 2013 y algunos meses del 2014, Julián acosó a dos mujeres que estaban viviendo en una residencia de Plasencia en la que se rehabilitan a enfermos mentales. Las llamaba al centro y las esperaba en su coche, en el que solía consumar las agresiones sexuales.
Una de ellas es bipolar, tiene depresión y trastornos de la personalidad y es obsesiva-compulsiva. A esta, según el fiscal, le daba pastillas, y cuando no quería doblegarse a sus exigencias sexuales le daba puñetazos en las piernas y en los brazos, o la amenazaba con matar a sus familiares.
La otra víctima es histriónica, depresiva, tiene trastornos de la personalidad y disociativo, agravado con el abuso y dependencia alcohólica. Julián es acusado de amenazarla, y de violarla en descampados de Plasencia o en Zarza de Granadilla. También se asegura que la llevó a Santibáñez El Bajo para obligarle a que mantuviera relaciones con su amigo Paulino, que por el servicio le dio a él 10 euros y un queso. A Paulino le piden 13 años de prisión.
El fiscal considera que Julián tiene que indemnizar a la primera víctima con 30.000 euros y a la segunda con 20.000. Entre los dos deben abonar 10.000 euros a la segunda víctima, según la petición del fiscal. La de los abogados defensores es la libre absolución.
Julián testificó ayer en Cáceres que era verdad que había tenido relaciones sexuales con las dos mujeres, pero recalcó que eran consentidas, que les pagaba por ello, y que no sabía que fueran enfermas mentales. Negó que él hubiera obligado a una a acostarse con su amigo. Se puso nervioso cuando comenzó a escuchar las declaraciones en su contra de las víctimas, del director y trabajadores del centro, de psicólogos y forenses.
El abogado de Paulino pidió su absolución. Él negó que hubiera mantenido relaciones sexuales con una de las mujeres, aunque sí señaló que su amigo y una de ellas fueron a verle para llevarse un queso.
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