MANUEL M. NÚÑEZ
Miércoles, 19 de octubre 2016, 11:00
El mapa de la ordenación de los aparcamientos en la ciudad dibuja una extensa área dividida por tres colores. La azul es de pago. Ya existía, pero ahora se multiplica. Los usuarios solo pueden mantener su vehículo estacionado durante dos horas y quienes vivan allí deberán retirar una tarjeta de autorización por tres euros al mes. La zona naranja se corresponde con la mayor parte del casco histórico y accesos. El control es a través de cámaras ubicadas a la entrada y a la salida de determinadas vías.
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La novedad es la zona que aparece en los gráficos de color amarillo. A lo largo de 20 hectáreas y medio centenar de calles aparcar se convierte en un privilegio. Solo podrán hacerlo los residentes. En casos concretos, y previa solicitud, se concederán autorizaciones puntuales. El concejal de Tráfico, Rafael Mateos, cree que será la medida definitiva para despejar de coches varios puntos estratégicos. En ellos, la imagen que se vienen llevando los turistas durante años no es la mejor.
Un ejemplo es la Plaza de Santiago. Ayer a media mañana una veintena de vehículos aparecían en uno de los laterales. También sobre las aceras. Quienes descubren Cáceres sacan fotos como pueden entre furgonetas, turismos y motocicletas. Los que queden, al entrar en vigor la ordenación en 2017, serán de los residentes. Han recibido la noticia entre la esperanza y la sorpresa.
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