Celestino J. Vinagre
Lunes, 12 de diciembre 2016, 23:36
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El conflicto en San Isidro está unido en buena medida al que desencadenó la guerra interna y posterior ocaso del grupo Acorex, que fue la principal industria agroalimentaria de Extremadura hasta que la crisis se desató a finales de 2013. Acorex y San Isidro de Miajadas están unidos desde la creación del grupo (Miajadas fue uno de sus socios fundadores en 1985) y la sociedad miajadeña era la que más peso, social y económico, contaba dentro de Acorex hasta hace tres años.
El cambio de Gobierno regional (del PP, más el protagonismo activo de IU) propició un cambio del status quo en Acorex, controlada por las grandes cooperativas base y, en especial, la de Miajadas. Estas perdieron definitivamente el gobierno de la sociedad cuando el Ejecutivo de Monago declaró ilegal la asamblea general de Acorex que, en diciembre de 2013, designó a Manuel Rodríguez Corrales presidente del que era todavía uno de los principales grupos de España.
Acorex se partió irremediablemente y enfiló su autodestrucción. Otro conflicto de poder, aunque no con iguales consecuencias para la gestión de la cooperativa miajadeña, se reprodujo entre los rectores de San Isidro y una parte, minoritaria, de socios. Son los que han llevado ante el juez a su equipo directivo.
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