Cáceres celebra durante este fin de semana el Festival de las Aves, que afronta su XV edición. La cita, que organiza la Junta de ... Extremadura, reconoce cada edición que la capital cacereña, y en concreto su casco antiguo, es un escenario de lujo para contemplar aves urbanas. La ciudad presume de tener un conjunto monumental que está reconocido legalmente como espacio protegido a través de una ZEPA urbana (zona de especial protección para aves) por la presencia de cernícalos primilla, considerada una de las aves estrella de la ciudad. Los edificios de la parte antigua son auténticos refugios para pájaros. Los huecos, las alturas y su construcción en piedra favorecen la nidificación.
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Pero la realidad es que cada vez hay menos. Este descenso golpea especialmente a dos tipos de aves: las cigüeñas y los cernícalos primilla. Según los datos facilitados a este diario por la organización conservacionista Seo-BirdLife, que ha colaborado en la organización del festival desde su primera edición (en 2009), la población de las aves zancudas ha bajado un 80 por ciento durante los últimos 20 años en toda la ciudad. En el caso de los primillas, su descenso ha sido del 60 por ciento desde 2008.
Marcelino Cardalliaguet, delegado en Extremadura de Seo, detalla que en estos momentos en la ciudad hay 93 parejas de cernícalos, 44 de ellas viven en la parte antigua. Hace 16 años, el dato global de parejas en Cáceres ascendía a las 250.
El caso de las cigüeñas es todavía más acusado. El último censo data de 2004. Ese año había algo más de 150 parejas en la ciudad. «Ahora puede que no lleguen a 30 y unas ocho o nueve estarían en la Ciudad Monumental», ilustra Cardalliaguet.
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¿Qué ha pasado para que el potencial ornitológico de Cáceres haya sufrido esta merma? Hay una combinación de factores. Por un lado, el cierre del vertedero a cielo abierto y, por consiguiente, la reducción de la posibilidad de conseguir comida. A este factor habría que sumar las obras realizadas en monumentos, que durante su ejecución disuaden a las aves de anidar en su lugar habitual. Y, además, la construcción de grandes infraestructuras, como la Ronda Sureste, hacen que cada vez haya menos praderas en las inmediaciones del casco urbano donde los pájaros puedan buscar sus alimentos.
«En general, toda la ciudad de Cáceres siempre ha sido bastante interesante desde el punto de vista de las aves. Pero, además, si se conjuga con el patrimonio de la Ciudad Monumental, se da una comunión de recursos turísticos de primer orden», señala el delegado de Seo. «El conjunto histórico está lleno de vida y de especies, algunas de ellas de interés internacional», describe.
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La cigüeña blanca es, precisamente, una de las especies que más sorprende a los extranjeros. «No es un ave particularmente abundante, salvo en contados países, como puede ser España y Polonia. En Suiza está en peligro de extinción. En la Ciudad Monumental había muchas, tal vez más de lo normal porque en el entorno había un vertedero a cielo abierto entre Cáceres y Malpartida y muchas cigüeñas se alimentaban en él de desperdicios. Les permitía tener más comida de lo normal y criaban muchísimo. Cuando lo normal es tener tres o como mucho cuatro pollos, aquí había nidos con cinco y no tenían más porque no les cabían».
Con la entrada en vigor de la normativa europea, este vertedero a cielo abierto desapareció y fue sustituido por un ecoparque, medida que impactó de lleno en el censo de cigüeñas.
«Además de criar menos pollos, otras muchas parejas se han ido a otros sitios porque aquí no hay comida suficiente», resuelve el experto. A la reducción de la población ha contribuido, además, el efecto negativo que ha tenido para estas aves la realización de obras que se han prolongado en el tiempo. «Si no pueden criar un año, si al año siguiente el espacio está otra vez libre igual vuelven. Pero si se tiran dos o tres años sin poder anidar en un sitio, no regresan más». Las que quedan se pueden ver en las inmediaciones de Santiago y en el Palacio de Moctezuma.
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En el caso del cernícalo primilla, que busca su alimentación en un radio de diez kilómetros, ha influido el desarrollo de los últimos años de la capital en el tema de infraestructuras. «Cáceres se va convirtiendo en una gran ciudad, con la Ronda Norte, la Ronda Sur... Y cada vez quedan menos parcelas agrarias de cereal, con ovejitas, cerca de la Ciudad Monumental», resume Cardalliaguet. Es en estas parcelas donde los cernícalos encuentran sus alimentos.
Desde Seo lanzan un mensaje a las instituciones. Insisten en pedir a la Junta y al Ayuntamiento que hagan un inventario con estas parcelas para protegerlas y asegurar así el futuro del cernícalo primilla en Cáceres.
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