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En los huertos que la asociación Down Cáceres tiene en la sede del Espíritu Santo o en la Ribera del Marco no solamente crecen plantas aromáticas, sino que también dan sus frutos la autoestima, la autonomía y la superación personal. Una treintena de jóvenes ... se forma en estos espacios, talleres ocupacionales que llevan varios años funcionando, desde antes de la pandemia, pero que recientemente han recibido el impulso de la fundación 'Pequeños pasos', a través de la que han logrado herramientas y monos de trabajo, lo que ha permitido que estos aprendices de jardineros puedan trabajar de manera más cómoda y se pueda avanzar.
El pasado miércoles dieron a conocer esta actividad que abre puertas a estos chicos, ya que, tal y como indica, Andrés Talavero, su gerente, no se trata solo de mantenerles entretenidos, sino también de formarles en la búsqueda de un empleo.
«Es una actividad al aire libre, que a ellos les motiva mucho y a través de ella podemos trabajar la estimulación cognitiva, la autonomía, acondicionamiento físico, habilidades prelaborales, todos los objetivos que nos marcamos con cada uno de ellos», indica Talavero.
Los jóvenes llevan a cabo todas las funciones del ciclo vital de la planta: la siembra, el riego, la recolección. «Estamos sacando esquejes para repoblar y autoabastecernos nosotros». Las plantas obtenidas se ponen a la venta en el mercado Bio en el Foro de los Balbos y se elaboran esencias. Aunque el fin no es estrictamente la venta, con lo que se obtiene estos usuarios deciden lo que quieren hacer con ese dinero. «Ellos deciden las mejoras que quierer para el centro ocupacional, es algo que les estimula mucho y que sirve para trabajar muchos objetivos, a ellos los motiva, por lo cual se trabaja mucho mejor».
La gama de lo que producen es amplia: hay romero, tomillo, tomillo-limón, lavanda, lavandín una variedad híbrida. «Se trata de un huerto que está muy adaptado para que los jóvenes que tienen problemas de movilidad puedan trabajar en él, con surcos que están muy separados para que puedan sentarse entre ellos, la idea es que todos puedan trabajar en el huerto y se sientan partícipes del proyecto», señala este gerente.
La actividad se lleva a cabo de forma diaria. «Todos los días se hace algo, unos días en un sitio, otros días en otro y también depende de la motivación que tengan».
De este huerto salen las aromáticas que utiliza el restaurante Borona. «Les suministramos las plantas frescas que vamos teniendo y el dueño nos dice que está muy contento, dice que son estupendas y las utiliza en sus menús diarios». Todos estos hortelanos recibieron un premio por esta labor. El dueño de Borona les invitó a comer un día a un restaurante para agradecerles el gesto.
El objetivo final de todos los talleres ocupaciones es que estos jóvenes puedan encontrar su hueco en el mundo laboral. «Algunos sí que nos están planteando que quieren trabajar en ese ámbito, igual que hay otros que trabajan en otros sectores», señala Talavero.
Actualmente en la ciudad de Cáceres hay siete personas con síndrome de Down que están trabajando en diferentes empresas o instituciones. Burger King, Carrefour, Fresenius o la Diputación de Cáceres son algunos de los destinos laborales de estos jóvenes. Estos días también acaban de terminar sus prácticas laborales dos jóvenes en el hotel Casa Don Fernando. El objetivo es que el empleo para este colectivo se convierta en algo usual. En la norma, no la excepción.
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